Níger: guerra contra la malnutrición

Níger: guerra contra la malnutrición
Por Euronews
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Son muchas las familias que ignoran las virtudes de la lactancia materna hasta los seis meses. En Níger, por ejemplo, es normal dar agua a los recién nacidos cuando llega el calor. El problema es que generalmente se trata de agua no potable, contaminada, que provoca diarreas y es una de las principales causas de malnutrición.

Este país del Sahel tiene una tasa de malnutrición aguda para los niños de menos de cinco años que llega al 16,7 %, más de medio millón. Solo el 15 % ya está considerada una situación de urgencia.
En 2010 la crisis nutricional se agravó por la escasez de alimentos.

La respuesta de las autoridades de Níger, de la comunidad internacional y de las ONG s permitió evitar una catástrofe humanitaria.

Para el médico Maidadji Oumaru “La idea es localizar a los niños con malnutrición severa y malnutrición moderada. Vamos a compararlos con los casos que hemos visto aquí, con respecto a los casos de apoyo nutricional del centro de salud. La señora que ven aquí es una colaboradora del proyecto Befen/Alima, su papel es hacer pruebas de detección puerta a puerta midiendo el perímetro braquial. Así que la medida del brazo es el medio de control a escala comunitaria, a escala de los pueblos, en el protocolo sanitario nacional”

Este método de control se pone en práctica en un pueblo en la periferia de Mirriah en la región del Zinder, al sur de Níger

Elisabeth Zanou, nutricionista de la UNICEF: “Es un niño de alrededor de siete meses al que hemos detectado malnutrición severa. Está en el rojo en el medidor del perímetro braquial así que intentamos sensibilizar a la madre para que se haga cargo y lo lleve al centro de salud más próximo”.

Un poco a regañadientes Tsahara ha aceptado llevar a su hija al centro de salud más próximo. Las tareas diarias de la casa, sus otros hijos y la distancia son a menudo obstáculos para estas madres.

El Centro de Salud Integrada de Mirriah acoge el Centro Regional Nutricional Ambulatorio para casos graves. Aquí se diagnostica a los niños tras pesarlos, medirlos y buscar otras enfermedades. Fátima pesa 4 kilos y medio. Su peso ideal es de 6 kilos novecientos gramos y sufre paludismo. Pero la prueba principal para este bebé es la del apetito.

El caso de malnutrición severa está confirmado. Tiene además patologías asociadas y su apetito no es bueno así que será transferido al hospital para ser tratado en el Centro de Salud Integrado.

Aquí no ha podido tomar la papilla y en esas condiciones no puede ser ingresado.

En el hospital será alimentado con leche enriquecida y así llegará antes la recuperación nutricional.

Si Fátima hubiera comido esta papilla energética elaborada a base de cacahuetes, no hubiera sido derivada al Centro Regional Nutricional Intensivo del Hospital de Mirriah. Su madre hubiera podido desplazarse una vez por semana. Allí la niña habría sido alimentada con papilla y la madre hubiera asistido a sesiones didácticas de nutrición.

Llevar a un niño a un centro de salud es a menudo una decisión difícil a pesar de que un tratamiento ambulatorio permite a las madres ocuparse de sus hijos sin faltar muchos días de sus casas
Desde principio de año más de 240.000 niños con malnutrición severa han sido tratados en todo Níger tanto en centros ambulatorios como en intensivos.

Se estima que de aquí a fin de año el número de niños atendidos podría llegar hasta los 400.000.
Al día de hoy hay más de 800 centros nutricionales en pie en todo Níger. En 2005, antes de la actual crisis alimentaria tan solo había nueve.

Pero junto a la intervención urgente, la prevención es de una importancia primordial en este despliegue sanitario.

Níger es uno de los países más pobres del mundo. En 2009 ocupaba el último lugar en el índice de desarrollo de las Naciones Unidas. Va por detrás de Afganistán en una lista de 182 países.

Cada mujer tiene como media más de siete hijos y a ese ritmo, la población de Níger pasará de 15 a 50 millones de personas en cuarenta años.

El director de la escuela de Tsangui, Amadou Moussa, intenta explicar a alumnos y padres que se trata de un crecimiento insufrible. “Tenemos cinco cursos elementales para los alumnos pero en el pueblo, cuando se presenta la ocasión, es cuando de verdad nos reunimos con las familias para hacerles comprender que a veces hay problemas de planificación familiar.
Quien no respeta la planificación familiar tendrá siempre problemas porque mientras haya superpoblación habrá siempre problemas de hambre. El curso pasado la mitad de los 80 alumnos de esta escuela se fueron con sus padres. La crisis alimentaria que afecta a siete millones de personas en Niger ha provocado un éxodo masivo en muchos pueblos”.

Este año ha llovido más que el pasado. Las cosechas permiten encarar los próximos meses con un cierto optimismo, pero son insuficientes para alimentar a una familia todo el año.

Es el caso de Chamanounou Abdou Hassane que tiene ocho hijos.

Cultiva cerca de dos hectáreas y media de mijo, sorgo y cacahuetes y tiene también una huerta. Pero las legumbres son generalmente para la venta. La dieta familiar está basada en el mijo y las legumbres aparecen rara vez por el plato.
Su mujer, Gambou, dice que no necesita ayuda para alimentar a sus hijos este año. Pero su marido confiesa que tendrá que emigrar un mes porque comida y dinero se habrán agotado.

El éxodo es una dificultad más para los asistentes sociales que actúan en los poblados.

El colaborador de la Cruz Roja Habou Yaou, explica: “He seguido de cerca la situación porque vengo para realizar actividades y me encuentro con que muchos se han ido en busca de su propia comida. Puedes encontrarte con que vienes hasta aquí y no hay nadie. Tan solo te encuentras con algunas mujeres. La gente se ha ido a buscar alimentos. En lugar de trabajar la gente se ha concentrado en la búsqueda de comida. Así que esta es la situación que he visto.
He estado allí he visto todo lo que ha pasado. Con la llegada de las lluvias, con la recogida de las cosechas, ahora se ha estabilizado un poco. Así que así es la situación tal y como la he visto. Si le parece, la sensibilización era un problema porque no había gente”.

Prevención y sensibilización son las palabras clave del dispositivo que se ha puesto en pie en Níger para luchar contra la malnutrición.

Estos niños no tienen motivos para sonreirle al futuro más que si hay un cambio en las costumbres de higiene y de alimentación.

Para responder a la crisis nutricional de 2010 la comunidad internacional ha movilizado 350 millones de euros y ha evitado así una catástrofe humanitaria.

Ahora llega el momento de actuar sobre los problemas estructurales de Niger.

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