Abolir el analfabetismo es uno de los desafíos para el siglo XXI. Y en países bien dispares se combate de formas distintas. En un país africano como Mozambique es el gobierno quien debe ayudar a la población femenina. En cambio, en un país desarrollado como España la intregración de algunas minorías como los gitanos pasa por las artes escénicas. Y en una nación rica como Estados Unidos, las escuelas para adultos siguen teniendo sentido incluso en la capital Washington
La educación femenina en Mozambique
En un pequeño pueblo de la provincia de Nampula, en el norte de Mozambique, veinte mujeres se dan cita cuatro días por semana para aprender a leer, escribir y contar. Históricamente, en Mozambique las chicas no han tenido el mismo acceso a la educación y han permanecido recludias en casa para ayudar en las tareas del hogar y ocuparse de los niños, mientras sus hermanos iban a la escuela.
El gobierno invierte el dos por ciento de su presupuesto anual en campañas de alfabetismo. El analfabetismo ha bajado así hasta el 50 por ciento, pero el objetivo del gobierno es disminuirlo hasta el 30 por ciento hacia el año 2015. Incluso la Primera Dama, la mujer del presidente se implica en la tarea.
Representra a Lorca para gitanas sevillanas
En la ciudad española de Sevilla, un grupo de mujeres gitanas intentan progresar con su problema de analfabetismo gracias a un trabajo teatral. Rocío Montero, que no sabía leer ni escribir, se inspiró en Lorca y es la actriz principal en la obra ‘La casa de Bernarda Alba’.
Hasta hace un año, su realidad se resumía a malvivir en el Vacie, Sevilla, el asentamiento de chabolas más antiguo de Europa. Ahora, su compañía Atalaya agota las localidades allá por donde actúa. Este es el primer trabajo remunerado para todas estas mujeres, un salario con el que esperan poder mantener a sus familias y ser respetadas.
Una segunad oportunidad en Washington
Washington DC, la capital de uno de los países más poderosos del mundo, es conocida por tener también uno de los índices de analfabetismo más altos. Entre el veinte y el treinta y seis por ciento de los residentes en el distrito son considerados analfabetos funcionales.
Una de sus posibles soluciones es el Consejo de Alfabetismo de Washington, que se creó hace más de cuarenta años. La mayoría de estudiantes son afroamericanos, hombres, de mediana edad. Muchos provienen de familías donde nadie habla correctamente inglés. Familias con un récord de drogas, abusos y embarazos prematuros. En una palabra: el analfabetismo proviene de la probreza. Y este es uno de lo estados más pobres en Estados Unidos. Pero todo el mundo debe tener una segunda oportunidad.