Chin Meth se reconcilia con el pasado para mirar al futuro

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Por Euronews
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En Kampong Thom, provincia en la que nació el principal líder de los Jemeres Rojos, Pol Pot, Chin Meth nos cita con la historia. Reclutada por la guerrilla a los 17 años, es parte civil en el proceso contra los ex dirigentes de los Jemeres Rojos. “Cuando vuelvo a mi pueblo, es muy doloroso. Porque he perdido todo lo que tenía aquí.”

Como su pueblo, Chin Meth vive con las cicatrices del período más doloroso de la historia de Camboya. “Era huérfana de madre. Fue mi tía mayor quien me crió, y después me llamaron a filas. Cuando volví toda mi familia había muerto. Mi tío, mi tía, y los 20 amigos que habían reclutado conmigo.”

En 1974 la vida de Chin Meth da un vuelco. No sabe todavía que servirá a un régimen de terror, liderado por Pol Pot, y que morirán 2 millones de camboyanos hasta 1979. A ella y sus compañeras, se las “reeduca”, según la terminología del partido, para servir a la revolución. “Nos entrenaron para ser duros. Teníamos que olvidar a nuestros familiares, a nuestros padres, teníamos que sacrificarlo todo, incluso nuestras pertenencias.”

Enseguida aprende a manejar armas. Con la unidad femenina, abastece a los soldados con munición y alimentos en diferentes frentes, y transporta a los heridos al hospital.

Durante la toma de Phnom Penh en 1975 por los Jemeres Rojos, las mujeres se encargan de limpiar las casas de los habitantes obligados a abandonar la capital. “Cuando recogía las cosas de la gente, veía a muertos en las casas. Los jemeres rojos evacuaron la ciudad en tres días. Había que sacar a todo el mundo. Había gente que no quería dejar sus cosas, personas mayores que no querían abandonar sus casas, o que no podían irse. Les mataron allí.”

Es la época de la reeducación para el trabajo, que somete al pueblo camboyano. “Cuando trabajábamos en los arrozales, al principio nos alimentábamos bien. Pero después nos daban arroz mezclado con raíces del plátano, del papayo, o espinacas de agua. Y mi grupo comenzó una protesta.”

Una rebelión que la lleva a la cárcel de Toul Sleng, en Phnom Penh: la S21. Es el centro de tortura más conocido del régimen. Allí murieron 12.000 personas. Chin Meth nos muestra la fotografía que le hicieron cuando la arrestaron, con 19 años, junto con otras compañeras que murieron. “Nos detuvieron, éramos tres. Durante casi un mes escuchaba ruidos de golpes y gritos que venían del piso de arriba. Me interrogaron y torturaron. Todavía tengo las cicatrices.”

Consigue escapar de la muerte y acaba en un campo de trabajo. Del S21 al S24, que hoy es una prisión cercana a la capital. Allí pasa dos años, con otras mujeres y niños. La mitad no sobrevivieron a las condiciones de trabajo. “Era un infierno, peor que la muerte. Trabajé en los campos, me torturaron, construí presas, cavé diques. Tirabamos de los carros en lugar de los bueyes para trazar los surcos. Tenía los pies llenos de úlceras, infecciones en la cara, enfermedades en la piel. Estábamos tan delgados que cuando nos agachábamos, las rodillas nos llegaban a la cabeza.

Tras la victoria de las tropas vietnamitas en 1979 consigue huir. Los vietnamitas la capturan más tarde, y después fue liberada.

Tras años de silencio, Chin Meth ha querido reconciliarse con el pasado, siendo parte civil del proceso contra los antiguos dirigentes jemeres en 2009.

Ha sido la primera en testificar contra el Duch, antiguo responsable de los campos S21 y S24. “Para olvidar el dolor del pasado hace falta tiempo. Yo no puedo olvidar. Aunque el tribunal condene a los antiguos dirigentes de los Jemeres Rojos. Hasta hoy, no he olvidado nada.”

Chin Meth ha vivido con miedo por las posibles represalias de las familias de los acusados. Es el precio a pagar, dice, para reconciliarse con la comunidad y contribuir a forjar un futuro mejor en su país. Volverá a testificar ante el juez en próximas audiencias. “Es importante ganar el juicio contra todos los antiguos líderes, para que la gente, las nuevas generaciones, sepan la verdad sobre lo que pasó. Será un ejemplo para los líderes actuales. Para que no tengan la tentación de tomar ejemplo de los ex líderes de los Jemeres Rojos.”

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