El aumento de la tensión en Israel con respecto a Gaza complica el escenario en Oriente Próximo.
El asesinato por parte de Tel Aviv del líder del brazo armado de Hamás en la Franja sacudió el miércoles la jornada tras varios días de lanzamiento de cohetes desde Palestina a territorio hebreo.
Israel atacó en respuesta varios puntos de Gaza matando a al menos 13 personas.
Algunos relacionan esta hostilidad con las elecciones israelíes de enero, en las que Netanyahu busca la reelección. También con que Palestina presente su candidatura a país observador no miembro en la ONU el 29 de noviembre.
“Lo que estamos haciendo”, decía el portavoz palestino Ryad Mansour, “tiene una gran significación. No es gratuito y creo que los líderes de Israel están muertos de miedo de dejarnos a nosotros, dejarnos a los árabes, dejar a la comunidad internacional que triunfe en establecer al Estado de Palestina en la Asamblea General; reconocer, en esencia, que el Estado palestino sea un Estado observador”.
La posición de Egipto en el conflicto es incómoda. Mohamed Mursi, presidente del país, era miembro de los Hermanos Musulmanes, rama en la que está integrada Hamás, que gobierna Gaza desde 2007.
Sin embargo como jefe del Estado no puede enfrentarse abiertamente con Israel y tiene que limitarse a gestos como el hizo el miércoles: retirar a su embajador en Tel Aviv.