Italia: Una burocracia con mucho poder

Italia: Una burocracia con mucho poder
Por Euronews
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“Roma es realmente la ciudad que resume todos los símbolos del pasado y presente del poder en este país. Aquí tienen la cúpula del Panteón, del siglo I antes de Cristo. Allí se puede ver el Castillo de Sant’Angelo, donde fue enterrado el emperador Adriano y donde se construyó la fortaleza de la Iglesia. Cambiando de tema, nos encontramos con la torre de Montecitorio, sobre la Cámara de representantes. La Columna Antonini está delante de la sede del Gobierno. Y allí tenemos la sede de la Presidencia de la República. Ese edificio amarillo es muy importante para la ciudad, ya que solía ser la residencia de Giovanni Agnelli, el dueño de la FIAT. Y llegamos al monumento dedicado al rey Vittorio Emanuele II, construido a finales del siglo XIX para celebrar la unificación de Italia. En esta ciudad, el poder se ha ejercido durante 2.767 años de forma continua.”

Hoy en día, ejerce el poder en Italia Matteo Renzi y su equipo de ministros. Es el tercer gobierno en poco más de dos años. Al igual que los dos anteriores, es el resultado de un acuerdo de compromiso entre las fuerzas políticas rivales que tienen por objetivo hacer las reformas necesarias para poner de nuevo la economía italiana en marcha. Mucho se ha dicho acerca de estas reformas, pero poco se ha hecho. Es como si la legislación se atascara, o como si la política hubiese perdido el poder de tomar decisiones. Sergio Rizzo es periodista en el diario Corriere della Sera:

“En los últimos años, los burócratas se han apoderado del proceso legislativo. Ellos son los que hacen las leyes, las redactan en los ministerios y éstas pasan después al Parlamento donde han de ser aprobadas por votación. Pero antes de que la ley pueda ser adoptada, se necesita más regulación. Y la tarea corresponde a las mismas personas que escribieron la ley. De este modo, el trabajo del Parlamento consiste solo en ratificar lo que los burócratas escriben en los ministerios. Y esta situación produce enormes conflictos de intereses “.

En los últimos cinco años, se han aprobado 480 leyes para cambiar las reglas en materia de fiscalidad. De estas 480, alrededor de 60 han simplificado el sistema, mientras que las demás lo han hecho aún más complejo.

Y a menudo, como señala Sergio Rizzo se requiere un paso más para que la ley sea implementada: un reglamento escrito por altos burócratas. Antonio Catricalà fue durante años miembro de esta élite seleccionada ocupando el cargo de viceministro de Desarrollo Económico:

“En muchos casos, la regulación es necesaria debido al carácter técnico de la ley, algo extremadamente complejo. En otros casos, se requiere la regulación con el fin de encontrar un acuerdo político. Si existe una controversia, los representantes del Parlamento deciden que el problema será tratado después con un reglamento. Pero esto no siempre sucede “.

Un Parlamento incapaz de tomar decisiones hace que los altos funcionarios de la administración pública sean aún más poderosos pues adquieren responsabilidad política. Una auténtica toma del poder, teniendo en cuenta que no son elegidos y muchas veces ni siquiera tienen que dejar el cargo cuando el gobierno dimite. Luigi Tivelli fue asesor parlamentario y hoy ya se ha retirado:

“Cuando un ministro toma posesión del cargo, contrata a un director general por un período de cinco años. Un año y medio más tarde, al caer el gobierno, llega otro nuevo con el apoyo de una mayoría política diferente, y entonces el nuevo ministro toma su cargo y hereda al director general contratado por su predecesor. Ahora, el director debe elegir: puede cambiar su afiliación política – y esto ocurre con bastante frecuencia entre los burócratas – o puede hacer una especie de oposición al nuevo ministro “.

La Constitución dice que los altos funcionarios de la administración pública deben ser seleccionados mediante concurso público entre los miembros del Consejo de Estado, los jueces del Tribunal Administrativo y algunos otros círculos exclusivos: burócratas hoy y jueces mañana o viceversa… Y esto plantea algunas cuestiones.

Stefano Rodotà, profesor de derecho: “A menudo, el Consejero de Estado termina siendo el juez que aplica la ley. Y hay leyes que él mismo contribuyó a escribir junto con el ministro de entonces. Si toma el puesto de juez, entonces va a tomar decisiones en un tribunal en base a la ley que él mismo escribió. Y aquí hay un tipo de conflicto, el papel del legislador y el del juez siempre deberían estar separados “

Desde 1889, el Consejo de Estado tenía su sede en el Palacio Spada, uno de los edificios barrocos más impresionantes de Roma.

En el patio, la escultura de Francesco Borromini crea la ilusión de una galería de tamaño natural, aunque sólo mide 60 centímetros de alto.

El gobierno de Renzi está tratando de hacer algo similar con la burocracia, la disminución paulatina del poder que ha acumulado a través de los años.

Stefano Rodotà, profesor de derecho: “El nuevo ministro puede cambiar lo más alto de su administración, a los directores generales y tiene tres meses para hacerlo. Por lo tanto, no es totalmente correcto decir que esté paralizado debido a la condición heredada del pasado. Y en segundo lugar, al elegir a su jefe de gabinete, éste tiene total libertad “.

La abrumadora burocracia y el exceso de regulación ponen freno a las reformas. Pero el problema en Italia es aún peor pues a veces existe un vacío legislativo, principalmente, en la dividsión entre la actividad política de los intereses privados.

Pier Luigi Petrillo es profesor de derecho sobre grupos de influencia y poder en Unitelma Sapienza, Roma:

“Si un miembro del Parlamento no es reelegido, él puede entrar a formar parte de grupo de presión. Eso significa que puede presionar a sus antiguos colegas. Y es algo que sucede con frecuencia en Italia, sobre todo porque el ex primer ministro tiene libre acceso al Parlamento. Es posible, no está prohibido, y en definitiva es una anomalía de nuestro sistema. “

A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países europeos y del mundo, en Italia no existe un registro de los grupos de presión: un vacío que hace que el sistema sea aún más opaco y proclive a la corrupción.

Franco Spicciariello es miembro del grupo de presión Open Gate Italia:

“La falta de normas en materia de grupos de presión en Italia, proviene principalmente de una decisión política. Hay que considerar que se han presentado más de cincuenta proyectos de ley en la Cámara Alta y en el Senado en los pasados cuarenta años, y la asamblea no ha discutido ninguno de esos proyectos de ley. Los políticos siempre han dejado muy claro su elección. Hubo un par de intentos con los gobiernos de Prodi y con el de Letta últimamente. Ninguno tuvo éxito y siguen guardados en un cajón.”

El profesor de derecho, Pier Luigi Petrillo formó parte el pasado año del grupo de expertos que fue encomendado por el primer ministro Enrico Letta para el diseño de nuevas normas de transparencia. Aquí explica por qué sus propuestas fueron rachazadas.

“Conseguir un ministro o un miembro del Parlamento con una agenda en la que aparecen todas las reuniones con representantes de diversos intereses es clave. Eso significa un amplio abanico de intereses: intereses económicos o bancarios, representantes de asociaciones profesionales, civiles y religiosas, además de las grandes empresas multinacionales … Y eso es excesivo “.

En su último informe, la Comisión Europea dice que la corrupción generalizada en Italia está tanto en el sector público como en el privado. Este sistema favorece a los intereses creados y amenaza con paralizar el país.

Corregir este problema es posible, pero haría falta la voluntad de cambiar.

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