Jean-Claude Juncker, un veterano de la política europea

Jean-Claude Juncker, un veterano de la política europea
Por Euronews
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Jean-Claude Juncker, está a la cabeza del Partido Popular Europeo en estas elecciones. Es un veterano de la política europea. Audrey Tilve nos propone su retrato en Europe choice.

“¿Reconoce a este señor? ¿Le suena de algo?
“¡Uy!, esta pregunta es una trampa.”

“Sí, ¿quién es ?… ¿Carlos ! Sí, es Jean-Claude Juncker. “

“Es el antiguo primer ministro. “

“ ¿Sabría decirme quién es este señor? “
“ Es el Sr.Juncker. “

“ ¿Sabe qué quiere hacer ahora?”

“Creo que opta a la presidencia del Eurogrupo o de la Comisión.”

“Es el candidato principal de un partido europeo para ser el presidente de la Comisión.”

En Luxemburgo, muchos le reconocen y con razón pues Jean-Claude Juncker ha estado durante casi 19 años al frente de este país de 500.000 habitantes. Pero hoy ambiciona una Europa de 500 millones de personas. Jean-Claude Juncker es uno de los candidatos a la presidencia de la Comisión Europea. Les propongo saber un poco más sobre él.

El que lleva los colores del Partido Popular Europeo es, con 59 años de edad, un hombre de una longevidad política sin par. A los 20 años entró en el Partido Social Cristiano de Luxemburgo y nada más acabar la carrera de derecho entró en política. Ministro a los 29 años, fue jefe del gobierno a los 40 y no dejó el puesto hasta casi dos décadas después, empujado por un escándalo de espionaje.

Juncker es además uno de los artífices del Tratado de Maastricht donde quedó esbozada la moneda única europea. Y en 2005 se convirtió en el señor de los euros, al ser nombrado Presidente del Eurogrupo.

Alegre, e incluso juguetón, se volvió más serio con la crisis.

De cumbre en cumbre, controló el incendio antes de renunciar en 2013. Manteniéndose, sin embargo, Europeo de corazón. Una convicción arraigada desde la infancia, como explica Henri Grethen que le conoce desde los años 70.

“La experiencia de su padre, que se vio obligado a combatir con el uniforme nazi, el sufrimiento que tuvo que soportar la generación de su padre le afectó profundamente. Su padre le contó lo que había vivido durante la Segunda Guerra Mundial y en él nació el deseo de no ver nunca más esa historia repetirse en este continente. “

Pero la Europa de la paz ya no basta para movilizar a los votantes. Y Jean-Claude Juncker lleva a cabo una campaña al estilo estadounidense, recorriendo el continente para darse a conocer y para llevar su mensaje: el de una Unión más integrada, pero también menos burocrática y meticulosa.

“Europa debe ocuparse de las grandes cosas, ha de hacer frente a asuntos importantes y permanecer al margen de otros temas menores, no hay que jorobar, ni fastidiar a la gente con pequeñas regulaciones y reglamentos que no hacen avanzar Europa”.

Abogado de lo que él llama una economía social de mercado, Jean-Claude Juncker pide un salario mínimo en todos los países de la Unión. Pero, ¿tendrá suficiente margen de maniobra para imponerlo? El socialista luxemburgués Robert Goebbels, su enemigo político de siempre, tiene serias dudas.

“Creo que es honesto cuando habla de la necesidad de una política social, y de que en todos los países de la Unión Europea exista un salario mínimo. Él lo cree, y lo dice, pero no puede hacerlo porque de alguna manera, es el prisionero de Angela Merkel, ya que sin el apoyo de Angela Merkel y de la CDU-CSU, (derecha democristiana y conservadora alemana), no sería el candidato del PPE.”

Así se defiende Jean-Claude Juncker, candidato popular a la presidencia de la Comisión Europea:

“Yo no dependo de la señora Merkel y nunca se me ocurriría que el señor Schulz dependiera del señor Hollande. ¿Por qué me prejuygan cuando no lo hacen con otros candidatos? Y a decir verdad, me importa bien poco.”

Jean-Claude Juncker está seguro de sí mismo. Lo confirma, Charles Goerens, que fue ministro en uno de sus gobiernos:

“No es el tipo de persona que quiere complacer a todos, más bien lo contrario. Dice lo que quiere decir, e incluso está dispuesto, a renunciar a un puesto antes que tener que capitular.”

Justificarse a sí mismo, dar un discurso tras otro y prestarse al juego de la puesta en escena es el karma de los principales candidatos a las elecciones europeas. Juncker, candidato demócrata cristiano se presta con poco entusiasmo. Y sus críticos dicen que es porque ya está cansado.

Henri Grethen, antiguo ministro de Luxemburgo habla de esa larga trayectoria y de las desilusiones que uno encuentra en el camino: “En política, 35 años son una eternidad. Y son pocos los que han soportado esa presión durante tanto tiempo, tanto en Europa, como en países democráticos de todo el mundo, claro está. Por eso, a veces uno se desilusiona.”

Entre dos etapas de su gira de campaña, Jean-Claude Juncker, se refugia en su casa en Luxemburgo, en este barrio de un pequeño pueblo de habitantes discretos. Un soplo de aire fresco para esta figura pública que guarda celosamente su intimidad.

Gilberte Nerden, vecina de Capellen lo dice así:

“Es importante para un político como él, tener un pequeño rincón donde sentirse seguro y en paz, en donde nadie le moleste. Aquí le respetamos mucho.”

Jean-Claude Juncker, es también el hombre que mantuvo a flote la barca del euro en plena tormenta. Incluso logró salvaguardale de las aguas turbias de la implosión, asegura su antiguo mentor, Jacques Santer.

“Hay que recordar la situación de origen, asegura Jacques Santer, antiguo presidente de la Comisiàon Europea. Fue la primera crisis grave, la crisis más grave desde la Gran Depresión de los años 30, y todavía no teníamos los mecanismos para hacer frente a esa crisis. No teníamos la gobernanza económica, y, en ese contexto, él tuvo que arreglárselas para innovar, encontrar el término medio entre las diferentes tendencias… y lo consiguió a fin de cuentas.”

Volvemos a encontrarnos con Jean-Claude Juncker, en Chipre, uno de los países del sur bajo asistencia financiera. Este día se celebra el 10 º aniversario de la adhesión a la Unión Europea. Pero últimamente, con la política de austeridad, una economía estancada y el creciente desempleo, Europa no es tan popular. Si Jean-Claude Juncker, ya no era el presidente del Eurogrupo, cuando las condiciones de la ayuda a Chipre fueron dictadas, lo fue, en rescates anteriores.

“Quizá hemos exagerado en términos de rigor, pero los resultados están ahí para demostrar que los programas en última instancia tuvieron éxito en Grecia, Portugal, Irlanda y España con respecto al sector bancario. Si no hubiéramos reaccionado de esa manera, la situación hoy sería peor.”

Finalmente, para este pragmático que no cree en el federalismo, Europa es antes que nada una cuestión de valores compartidos.

“Como ya me estoy acercando a la edad en la que podemos entrever la madurez… Creo que la principal virtud, la principal cualidad de Europa, es la tolerancia. Y ese es el interés que hemos de tener unos por otros. Europa es también el amor a los demás.”

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