Caddy Adzuba, valor y compromiso

Caddy Adzuba, valor y compromiso
Por Euronews
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“Una personalidad que simboliza la lucha pacífica contra la violencia a las mujeres, a los pobres y contra la discriminación.” Así presentó el jurado del Premio Príncipe de Asturias a Caddy Adzuba, al entregarle el Premio de la Concordia.

Esta periodista congoloña y militante pro-derechos humanos denuncia desde hace años la violación utilizada como arma de guerra en la República Democrática del Congo.

Leire Otaegi entrevistó para euronews a Caddy Adzuba.

E: Periodista y abogada, su carrera está marcada por el compromiso y la lucha contra la violencia sexual cometida contra las mujeres. ¿Qué recuerdo tiene de la primera entrevista que realizó a una mujer víctima de violencia sexual?

C.A.: “Recuerdo que no pude terminar la entrevista. La primera vez fue en el año 2000, estaba sobre el terreno, me encontré con una mujer y tenía mucha prisa en saber lo que pasaba y lo que padecían esas mujeres. Le acerqué el micrófono a esa mujer y ella me miró fíjamente a los ojos. Ella no quería hablar. Yo insistí, le dije que era muy importante, que había que hablar. Me miró y me dijo: ¿Estás segura que quieres escuchar? ¿Lo vas a soportar? Yo le dije: Claro que sí. Y cuando empezó a hablar, al cabo de dos minutos, me levanté y me fui, sin ni siquiera decir adiós, ni gracias. Símplemente salí huyendo, porque lo que yo me esperaba era lo que ya conocía de antemano, pero que nunca me había explicado antes una víctima. Y sencillamente, huí.”

E: ¿Y cómo ha cambiado usted, Caddy Adzuba, desde aquella primera entrevista que realizó?

C.A.: “Después de aquella primera entrevista me juré que haría todo lo posible por hacer lo que hago. Hacer todo lo que está al alcance de mi mano, con mis conocimiento aportar un grano de arena para contribuir a mejorar la vida de esas mujeres. Yo no puedo hacer gran cosa porque no tengo grandes medio, solo tengo un micrófono para hablar y denunciar lo que les pasa a esas mujeres.”

E: ¿Cuál es el camino que debe de recorrer una víctima para dejar de serlo, para dejar de ser una víctima, pero también para dejar de ser percibida como una víctima?

C.A.: “Antes que nada, es una cuestión de tiempo. Pero no es un día o dos, ni un mes, ni dos, ni cinco meses, y desgraciadamente no son dos años, sino varios años, cinco, seis e incluso diez. Han sido destruídas físicamente, destrozadas, traumatizadas, torturadas y tienen que recuperarse, eso es lo primero. Antes que nada han de recuperarse físicamente y después hay que quitarles el trauma con sesiones para tratar el trastorno psicosocial y el estrés postraumático. Y después, si reacciona bien, debe seguir otro tipo de terapia de grupo, terapias de construcción social para su reinserción socioeconómica. Después trabajamos con su entorno, para que esas mujeres sean aceptadas dentro de la sociedad de les rechaza. Y finalmente, la mujer debe reinsertarse económicamente, es muy importante pues a menudo esas mujeres sufren problemas de pobreza porque han perdido todo.”

E: ¿Y ese proceso de sanación puede ser completo sin justicia?

C.A.: “No, es imposible, desgraciadamente, no hay curación completa si no hay justicia, porque los agresores, los verdugos siguen circulando libremente. Los responsables, los culpables siguen libres, y cuando esas mujeres traumatizadas, ven circular libremente a quienes les han causado un terrible drama, sienten de nuevo el trauma. Y no solo esas mujeres, sino todos nosotros. Es un trauma para toda la sociedad.”

E: Sus denuncias le han convertido en objetivo de algunos grupos armados. Ha sido amenazada, e incluso ha tenido que abandonar su país. ¿Cómo es vivir y trabajar con miedo?

C.A.: “Si a mi me han amenzado, es porque he hecho algo. He provocado a los verdugos, he provocado al sistema… Pero, esas mujeres, ¿a quién han provocado? A nadie. Ellas no han hecho nada y sin embargo son víctimas, han sido víctimas de las peores atrocidades imaginables. Y eso precisamente nos infunde valor. Cuando recibes mensajes
con amenazas de tipo: si sigues te vamos a pegar un tiro en la cabeza, claro que tienes miedo. Pero quien vaya a matarte no te escribe un mensaje por teléfono, sino que te mata directamente.”

E: ¿Quién o quiénes tienen la clave para una paz duradera en la República Democrática del Congo?

C.A.: “Todos, todo el mundo. La paz es una cuestión universal. La paz concierne antes que nada a los responsables de un país, que tienen la obligación de proteger a la población. Me refiero al gobierno congoleño. La responsabilidad corresponde también a la sociedad civil congoleña, que somos nosotros y que debemos acompañar al gobierno para que pueda hacer mejor su trabajo. Pero, la responsabilidad atañe también a toda la región de los Grandes Lagos, todos los vecinos de la República Democrática del Congo son reponsables de esta situación de una manera u otra. La responsabilidad incumbe a todo el continente africano, a todos los Estados de África, a la Unión Africana que ha de asumir sus propias responsabilidades y resolver sus problemas. La responsabilidad va más allá de las fronteras, más allá de los océanos y concierne a la comunidad internacional. El conflicto congoleño era sobre todo un conflicto económico. Ha habido varios informes denunciando a las multinacionales implicadas directa e indirectamente en la financiación de grupos armados, simplemente por intereses económicos. Y como consecuencia murieron 6 millones de congoleños y medio millón de mujeres resultaron víctimas de violencias sexuales. Cada quien tiene parte de responsabilidad y ha de responder por sus actos. Eso es la justicia.”

E: La historia de su país está marcada por las guerras, pero
también por la lucha constante de las mujeres a favor de la paz. ¿Qué puede aprender esta Europa que ahora le premia de esa lucha de las mujeres congoleñas?

C.A.: “En Europa hay cierta ingenuidad, si puedo decirlo así. Y eso es consecuencia de lo que se les cuenta, de las informaciones que reciben de África: que si África es un continente pobre, que si África es el tercer mundo, que si en África hay muchas guerras, muchas enfermedades, el Ébola, etc… Y sin embargo se ignora que en África hay hombres y mujeres valientes, hombres y mujeres capaces de cambiar las cosas y decir no a las atrocidades. Y Europa debe cambiar su forma de ver las cosas en África. Europa debe cambiar su política hacia África. Es muy importante.”

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