Si en las calles de Cuba el acercamiento entre el Gobierno estadounidense y el cubano ha supuesto un halo de esperanza, en el exilio en Miami y otras
PUBLICIDADSi en las calles de Cuba el acercamiento entre el Gobierno estadounidense y el cubano ha supuesto un halo de esperanza, en el exilio en Miami y otras ciudades de Estados Unidos la indignación ha sido la primera reacción.
En el restaurante “The Cuban Table”, regentado por un cubanoamericano en Washington, el deseo de ver una Cuba libre supera el sentimiento de traición provocado por el paso que ha dado Obama.
“Democracia, libertad, libertad para viajar desde Cuba a cualquier país del planeta tanto si desean marcharse o prefieren quedarse”, decía Joaquin Cabrejas.
El ala más dura de la disidencia cubana y los conservadores republicanos ven el gesto del presidente estadounidense como un insulto hacia el exilio ya que, según ellos, Obama da legitimidad a una dictadura que lleva años anegando las libertades del pueblo cubano.
“Durante 54 años los cubanos no han tenido elecciones, solo un presidente llamado Castro. Por esas razones estoy muy desilusionado por el hecho de que nuestro Gobierno tenga relaciones con las autoridades cubanas”, apuntaba el asesor conservador Mike González.
Actualmente Estados Unidos cuenta con unos dos millones de cubanoamericanos. Una población que cambia con la llegada de nuevas generaciones más preocupadas por el futuro de la isla que dejaron.