Varias personas trabajan en una cosecha legal de marihuana en un barrio de la capital chilena como parte de un programa aprobado por el Gobierno para paliar el dolor de los pacientes de cáncer. La recogida del jueves es la primera tras la siembra de cannabis para usos médicos del pasado mes de octubre.
Se trata de un trabajo llevado a cabo por el propio distrito y la Fundación Daya, una organización sin ánimo de lucro que defiende las terapias para reducir el dolor. El responsable de la fundación dijo que Chile “tiene la oportunidad de convertirse en un líder regional” en la producción de cannabis para fines médicos. En la actualidad la plantación, venta y transporte en Chile sigue siendo ilegal y conlleva penas de hasta quince años de cárcel.
