Los estudiantes tienen la palabra

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Por Escarlata Sanchez
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¿Pueden los alumnos dirigir su propio colegio? Eso puede sonar como algo caótico y sin embargo hoy en día cada vez son más los que creen en la

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¿Pueden los alumnos dirigir su propio colegio? Eso puede sonar como algo caótico y sin embargo hoy en día cada vez son más los que creen en la participación activa de los estudiantes en la toma de decisiones. Veamos algunos ejemplos.

Si usted hubiera podido elegir a sus profesores cuando iba al colegio, ¿qué cualidades habría buscado? En este reportaje grabado en Australia, los estudiantes deciden quién se queda y quién se va del aula.

Australia: El alumno elige al maestro

En Australia, los estudiantes de algunos centros escolares intervienen en la selección de nuevos profesores.

Esta práctica les ofrece la posibilidad de dar su opinión y decidir quiénes serán sus futuros educadores.

A las afueras de Melbourne, este centro de enseñanza secundaria en el estado de Victoria utiliza este sistema de selección.

Nos lo explica Roshan:

“Podemos decir lo que pensamos en las escuelas. Los adolescentes podemos dar nuestra opinión. En general se suelen destacar los aspectos más negativos de los adolescentes, pero en el colegio Nossal nos tienen en cuenta y nos tratan como a adultos.”

Para Cherry Chan “No se trata sólo de transmitir un mensaje o una información, sino que es muy importante también la relación entre profesor alumno. Y eso, en la escuela Nossal, es crucial.”

Todo comenzó cuando a Roger Page, el director de este centro, se le dio la oportunidad de diseñar un colegio público desde cero. Su principal objetivo era motivar y responsabilizar a los estudiantes en todos los sentidos.

“Lo que más me interesaba era saber qué pensaban y querían los estudiantes. En el segundo año les invitamos a participar en el proceso de selección. Pedimos voluntarios y casi la mitad de los estudiantes del centro se ofrecieron para formar parte del comité de selección, porque pensaron que era una buena idea.”

Cherry Chan nos habla de las ventajas de ser consultados y poder tomar decisiones. Y eso hace a su escuela tan especial.

“Los alumnos aprenden en clase de los profesores. Son ellos quienes reciben las enseñanzas, por eso es muy importante que los estudiantes puedan elegir lo que quieren y sientan que hay una buena comunicación con el maestro.”

Los estudiantes reciben una formación para comprender todos los factores que están en juego. Y así pueden eligir a sus futuros maestros con mejor criterio.

“Los alumnos podemos elegir de manera profesional y responsable a nuestros profesores, prosigue Roshan basándonos no sólo en sus conocimientos, sino también en lo que vemos.”

“Los estudiantes no son los únicos que eligen- prosigue el director- la decisión se hace en última instancia por el director y el conjunto de grupos implicados mediante consenso y en colaboración.”

Este sistema participativo ha recibido críticas del sindicato australiano de enseñanza que ha expresado su escepticismo, al considerar que los estudiantes no tienen la experiencia ni los conocimientos necesarios para juzgar a sus docentes.

Pero en general la iniciativa ha sido recibida con un aplauso unánime en los centros.

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Julia Stoppa, profesora de música fue seleccionada por los propios alumnos.

“Los dos estudiantes que me entrevistaron eran muy elocuentes y tenían mucho interés en mi trabajo, pues ambos habían estudiado en el conservatorio y sabían exactamente lo que estaban buscando.”

Portugal: Los estudiantes ponen las notas

Poder elegir a los profesores no está mal, pero ¿qué dirían si los alumnos pudieran ponerles nota? En una universidad portuguesa los jóvenes, se reúnen en comité y evalúan a los docentes. ¿Cómo funciona este intercambio de papeles? Veamos qué opinan los alumnos:

António Antunes cree que: “La cualidad más importante de un es la capacidad de explicar lo mismo de diferentes maneras, con el fin de llegar a todo tipo de alumnos, que pueden tener diferentes orígenes o diferentes maneras de pensar.”

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Para Tânia Carvalho: “El profesor tiene que ser accesible, pero también ha de ser exigente. Eso es esencial.”

Y Miguel Botelho dice que el profesor tiene que ser justo y no debe tener alumnos favoritos.

¿Cómo ha de ser un buen maestro?
La Facultad de Economía de la Universidad de Oporto introdujo hace ocho años una encuesta pedagógica para que los estudiantes pudieran evaluar a sus profesores.

Sofía Castro Gothen y Paulo Beleza Vasconcelos enseñan Matemáticas en el primer año de Licenciatura de Gestión de empresas y suelen tener un retorno positivo sus estudiantes.

La opinión de los alumnos ha servido para que los maestros cambien sus estrategias y contenidos pedagógicos, alcanzando hasta el 80% de la aprobación general.

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Esta iniciativa fue premiada el pasado año escolar.

“Normalmente solemos tener buenos resultados en las evaluaciones, dice Paulo. Los estudiantes valoran de manera muy positiva la estrategia que hemos estado implementando en los últimos tres años.”

“No me gustaría llamarlo una encuesta de evaluación, señala Sofía. Creo que la encuesta pedagógica es una encuesta de opinión, que es muy útil para los profesores que quieran replantearse la forma de enseñar y cómo interactuar con los alumnos.”

Los estudiantes van a valorar mediante una votación el programa de estudios, la relación profesor alumno y la asistencia.

En la encuesta también se consideran otros criterios como el grado de autonomía que se le da a los estudiantes.

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Si los profesores tienen una valoración negativa durante más de un año académico, el Consejo pedagógico toma medidas para rectificar los resultados.

El Vicerrector de la Universidad de Oporto, Pedro Teixeira, sólo ve ventajas:

“Tenemos varios casos de profesores cuyos resultados en las encuestas han mejorado significativamente a lo largo de los años, incluyendo a personal docente que se consideraba que no tenían muy buena relación con los estudiantes y hoy en día son los más valorados.”

Stephane Azevedo es miembro del Consejo educativo de la Universidad de Oporto y nos explica cómo funciona la encuesta. Como estudiante él también tiene que participar.

“Creo que este profesor no fomentó que yo trabajara de manera independiente. Por eso aquí le di una clasificación más baja. Espero que gracias a los resultados de la encuesta pedagógica, en el próximo año escolar, el profesor consiga correjir eso e incentive la autonomía de los estudiantes.”

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Sin embargo, según la Universidad, en el último semestre solo un 30% de los alumnos participó en la encuesta publicada en línea. Muchos estudiantes siguen pensando que su opinión no cuenta.

Reino Unido: El poder de la libertad

Ahora visitamos un colegio considerado como la democracia de niños más antigua del mundo. Un ex alumno, padre de dos hijos, recuerda las materias optativas y las reglas hechas por y para los niños. ¿Utopía o realidad?

Bienvenidos a la escuela Summerhill del Reino Unido. Este colegio, fundado en 1921, es uno de los más polémico del mundo. Con una perspectiva lúdica se ha planteado un enfoque radicalmente distindo de la educación. Las clases son optativas y los niños crean sus propias reglas.

Estas imágenes las grabó Quincy Russell en 1985, un ex alumno que ahora vive en Francia con sus dos hijos, Jake y Maïlys. Ellos también fueron a Summerhill. Quincy describe lo duro que fue mandar a sus hijos a estudiar al extranjero, sin embargo no quiso negarles la experiencia que él vivió allí.

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“Sabía a dónde iban. Yo viví esa experiencia y me dije que no podía negarles una educación tan especial basada en el respeto y la escucha, en el amor, la confianza y la comunidad.”

Los alumnos de Summerhill tienen entre 6 y 18 años. Las artes y materias creativas cuentan igual que las tradicionales asignaturas académicas.

Gracias a la libertad de poder elegir entre distintas materias optativas, Quincy, Maïlys y Jake desarrollaron un auténtico gusto por el aprendizaje.

Quincy, por ejemplo, se decantó por la Biología gracias a los paseos por el bosque, mientras que su hija Maïlys, nacida en Francia, eligió el inglés para poder comunicarse.

Otra aspecto destacable en Summerhill es su aspiración democrática, que pone en pie de igualdad a alumnos y profesores.

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Maïlys Russell, ex alumna de Summerhill nos cuenta: “En Summerhill no hay diferencias entre los adultos y los estudiantes. Están en igualdad de condiciones. Son como amigos. Hay que respetar a todos por igual. Gritar a un maestro o gritar a otro estudiante es exactamente lo mismo. Y cada cual tiene exactamente el mismo poder en una asamblea y en cualquier lugar.”

Cada semana se votan las reglas de este colegio interno que pone al niño en el centro del proceso de aprendizaje.

El controvertido colegio recibe la visita recurrente de los inspectores, que no han conseguido echarle el cierre a la escuela a pesar de sus métodos poco ortodoxos.

Jake Russell es operador de cámara y supo elegir su camino gracias a esa particular libertad:

“Yo no estudié dónde está cada país, ni quién ganó tal batalla o en qué año… sin embargo aprendí a tomar buenas decisiones y a querer hacer cosas y a saber lo que quería hacer, escuchándome a mí mismo para saber lo que quiero.”

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Uno de los principios clave del fundador de esta escuela, A.S. Neil, era que el niño debe crecer sin coerciones, libre de la autoridad de los adultos.

Y a usted, ¿qué le parece que los estudiantes puedan tomar decisiones sobre su programa educativo? Escríbanos a través de nuestras redes sociales. Esperamos sus comentarios.

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