Francia dice “no” al despilfarro de comida. La Asamblea Nacional ha aprobado una ley que, entre otras cosas, prohíbe a los supermercados tirar los
PUBLICIDADFrancia dice “no” al despilfarro de comida. La Asamblea Nacional ha aprobado una ley que, entre otras cosas, prohíbe a los supermercados tirar los alimentos aptos para el consumo. En su lugar, tendrán que donarlos a centros caritativos o a granjas, donde se destinarán a la alimentación de animales o la fabricación de abonos agrícolas.
La Federación francesa del Comercio y la Distribución considera errónea la normativa.
“La ley se equivoca porque los grandes distribuidores no representan más que el 5 por ciento del despilfarro alimenticio. Los principales responsables son los hogares, las administraciones municipales y la restauración colectiva”, dice Jacques Creyssel, delegado general de la Federación.
Los comedores sociales se han mostrado satisfechos con la medida, que será obligatoria a partir de julio de 2016. El año pasado, los bancos de alimentos recogieron 63.000 toneladas de productos desechados.
Nicolas Dubois, responsable de una asociación caritativa, explica que “algunas fundaciones privadas, como Monoprix y Carrefour, han colaborado con la compra de camiones frigoríficos. En lo relativo a la mano de obra, el Estado nos ha ayudado hasta ahora con la creación de empleos en el servicio cívico”.
Se estima que cada francés tira a la basura más de 20 kilos de alimentos al año, lo que equivale a más de 12.000 millones de euros anuales.
El Gobierno se ha fijado como objetivo reducir a la mitad el despilfarro de comida hasta 2025.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cada año se pierden 1.300 millones de toneladas de alimentos.