Europa busca medidas inmediatas para evitar más tragedias humanas, pero la crisis migratoria ha abierto nuevas brechas en los Veintiocho. Bruselas
PUBLICIDADEuropa busca medidas inmediatas para evitar más tragedias humanas, pero la crisis migratoria ha abierto nuevas brechas en los Veintiocho.
Bruselas intenta en vano repartir a los solicitantes de asilo entre los Estados miembros desde hace meses, pero las reacciones de diferentes países frenan los avances a la hora de solucionar el problema de acogida, que se agrava cada día. Con respuestas más nacionales que comunitarias, cada país responde a la crisis a su manera.
Hungría terminó ayer domingo la construcción de un muro de alambradas de 175 kilómetros en su frontera con Serbia, por la que estaban cruzado entre 1.000 y 3.000 inmigrantes cada día.
Una medida criticada con dureza por Alemania y Francia que han propuesto una serie de medidas para dar un trato digno a los refugiados, como crear centros de acogida en Grecia e Italia para diferenciar entre quienes tienen derecho a pedir asilo, luchar más contra los traficantes de seres humanos y crear un cuerpo europeo de policías de fronteras.
Laurent Fabius, ministro francés de Exteriores:
“Hay que dotarse de los medios para acoger a quienes sufren persecuciones políticas y están en países en guerra. De eso se tratan las solicitudes de asilo, y hay que responder a esas solicitudes, todos los países deben hacerlo. Hungría forma parte de Europa, y no se respetan los valores de la UE poniendo alambradas
Los ministros de Justicia e Interior de la UE intentarán de nuevo unificar su respuesta el próximo 14 de septiembre en Bruselas. Las miradas se vuelven al Tratado de Lisboa, que contempla la adopción de medidas provisionales para hacer frente a “una situación de emergencia caracterizada por la llegada repentina de nacionales de terceros países”.
De llegar a un acuerdo, este mecanismo sería activado por primera vez para frenar una crisis sin precedentes desde la II Guerra Mundial.