Poco a poco, París vuelve a ser París

Poco a poco, París vuelve a ser París
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Por Feyruz Ces
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Hoy París esta gris. Esa tonalidad de gris característica del cielo de la capital francesa —según Coco Chanel— que la modista intentó plasmar en sus telas con el “gris Chanel”, y eso en un día de otoño es lo normal en París; la ciudad vuelve a la normalidad después de un fin de semana de pesadilla.

El sábado la Ciudad de la Luz estaba desierta, metros y autobuses casi vacíos, calles sin tráfico por donde solo paseaba algún turista japonés o sudamericano con aire despistado y escasos parisinos como zombies con el móvil en la mano y sin dejar de mirar la pantalla para seguir de cerca las últimas noticias.

Un panorama que contrastaba sobremanera con el del sábado anterior, sobre todo en la zona de los Grandes Almacenes, boulevard Haussmann, donde ya están puestos los escaparates de Navidad y donde normalmente hay que pelearse para poder andar por la acera. París estaba en estado de “shock” y de emergencia con comercios, mercados, cines y teatros cerrados.

Pero el domingo la cuidad ye empezó a echarse a la calle. El día amaneció soleado y los Parisinos le echaron agallas.

Las terrazas de Montmartre y Pigalle estaban repletas de gente como en un desafió a los terroristas que el viernes por la noche habían tiroteado a los comensales que cenaban tranquilamente en terraza; los teatros mantuvieron su sesión de tarde.

Todo parecía tranquilo en apariencia, con los ruidos normales de la cuidad solo entrecortados por frecuentes sonidos de sirenas de policía que recordaban el drama.

Dramas como el de ese padre que el domingo aun no sabía dónde estaba su hija, que bailaba el viernes por la noche en el Bataclan y que increpó al Primer Ministro francés Manuel Valls para saber si estaba muerta o viva..

Una situación que, según los servicios de emergencias, se debe a que intentaron salvar la mayor cantidad de víctimas posible enviándolas a los hospitales rápidamente, sin controlar sus identidades.

Por no hablar de quienes llegaron a los centros sanitarios desfiguradas por los tiros de kalashnikov, o en coma.

Una gestión muy rápida de las victimas porque da la casualidad que el mismo viernes por la mañana se procedió a un ejercicio en caso de atentado terrorista.

Otro padre que perdió a su hija en el Bataclan declara que no tiene ira hacia los terroristas porque solo quiere tener en mente el recuerdo de su hija.

El luto y el dolor siguen muy presentes pero este lunes la vida vuelve a su rutina cotidiana.

En una escuela primaria del barrio Europa los niños salen con normalidad para la pausa del mediodía y una responsable me asegura que no ha habido mas ausencias de las habituales.

El mediodía; las doce, hora escogida para el minuto de silencio en toda Francia y que respetaron también los grandes almacenes como Le Printemps o las Galeries Lafayette que hoy han vuelto a abrir (aunque por medida de seguridad solo se puede acceder por dos puertas, manteniéndose las demás cerradas para un mejor control de los bolsos).

Los chinos y japoneses vuelven a hacer cola delante de las tiendas de lujo, los atascos se multiplican en las calles con sus consiguientes bocinazos. París vuelve a ser París.

Y mi quiosquero Charlie, si se llama Charlie, que es el alma del barrio me asegura que hoy todo transcurre como un lunes cualquiera pero me muestra un enorme montón de periódicos, los que no se vendieron el sábado.

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La prensa saco ediciones especiales y la gente no salio a la calle a comprarlos. Hoy las ventas han vuelto a su nivel normal.

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