En su homilía el arzobispo de París, se preguntó cómo chicos nacidos y educados en Francia podían acabar atrapados en la mentira de una religión que reivindica la muerte
PUBLICIDADLas campanas sonaron durante quince minutos mientras la explanada frente al templo se llenaba de gente que se acercó para dar aliento a los familiares de las víctimas. En los alrededores de la catedral, varios centenares de personas siguieron el acto en silencio.
Esta mujer nos contaba:
“Estamos aquí simplemente para demostrar nuestra solidaridad y recordar a esos jóvenes heridos que se encuentran en estos momentos entre la vida y la muerte. Y sobre todo para no sucumbir al odio o a la tentación de rechazar al otro”
Este turista irlandés pudo asistir a la misa dentro de la catedral:
“ He sentido mucha humanidad. La misa, donde no todo el mundo era católico o de la misma religión, creo que ha servido para acercar a las personas. He percibido mucho respeto y sentido de la comunidad”
En su homilía el arzobispo de París, se preguntó cómo chicos nacidos y educados en Francia podían acabar atrapados en la mentira de una religión que reivindica la muerte.
Valerie Gauriat:
“ Un momento de recogimiento y unidad bajo fuertes medidas de seguridad. No todo el mundo ha podido asistir a esta gran misa ecuménica. Pero, incluso en la explanada de Notre Dame, estaban ahí para responder al llamamiento a la calma del arzobispo de París y no ceder al odio”