Al menos 750 personas se enfrentan a las bajas temperaturas y las inclemencias del invierno en el pueblo griego de Idomeni, a la vez que comprueban
Al menos 750 personas se enfrentan a las bajas temperaturas y las inclemencias del invierno en el pueblo griego de Idomeni, a la vez que comprueban que este punto del trayecto se está convirtiendo en un callejón sin salida.
Durante la última semana Grecia ha cerrado su frontera varias veces, estableciendo también nuevas normas para acceder a la ruta de los Balcanes.
“Además de las identificaciones y el registro, ahora también tienen que inscribirse en la policía cuando finaliza su estancia en el campamento y añadir el estado al que se dirigen. Entonces, llevan ese papel a la frontera para que lo comprueben. Y si no pone Alemania o Austria, no están autorizados para cruzar a Macedonia. Por lo que, incluso si son sirios, afganos o iraquíes son devueltos a la frontera”, explica Gemma Gillie, portavoz de Médicos Sin Fronteras en el terreno.
Los autobuses llegan a estar un día entero sin avanzar y solo una pequeña parte de los inmigrantes tiene acceso a comida y refugio.
Al margen de la crisis humanitaria que denuncian las organizaciones no gubernamentales en la zona, el primer ministro húngaro, Viktor Urban, pidió el pasado viernes que se construya una valla en las fronteras de Macedonia y Bulgaria con Grecia para no destruir el espacio Schengen.