Francia: la reforma constitucional que embaraza a la izquierda

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Por Euronews
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La reforma constitucional para retirar la nacionalidad francesa a los binacionales condenados por terrorismo ha sido la gota que ha colmado el vaso

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La reforma constitucional para retirar la nacionalidad francesa a los binacionales condenados por terrorismo ha sido la gota que ha colmado el vaso de Christiane Taubira. Su resistencia en forma de dimisión ha sido aplaudida por parte de la izquierda, que recuerda que la medida va en contra de los valores defendidos hasta ahora por los socialistas.

Ahora, el artículo 25 del Código civil prevé la privación de nacionalidad de los ciudadanos naturalizados franceses condenados por atentar contra los intereses fundamentales de la nación ya sea con un acto terrorista o cometiendo actos incompatibles con la nacionalidad francesa en beneficio de un Estado extranjero y en detrimento de los intereses de Francia.
La medida sólo se aplica a aquellos que han tenido la nacionalidad francesa menos de diez años. El plazo se amplía a 15 si han cometido un crimen que atenta contra los intereses fundamentales de la nación.

Los atentados en París, y con ellos, la certeza de que los terroristas no vienen necesariamente de fuera, desencadenaron una oleada de medidas de seguridad sin precedentes.
La reforma planeada, la que ha llevado a Taubira a dimitir, contempla la posibilidad de privar de nacionalidad a los franceses binacionales (aunque ese término no se empleará finalmente en el texto) nacidos en Francia, y no sólo a los que se naturalizan después. O lo que es lo mismo, se puede aplicar a todas la personas que tienen otra nacionalidad además de la francesa, incluidas las que se otorga por derecho natural.
Esta reforma precisa la revisión del artículo 34 de la Constitución que define la ley y delimita su ámbito de aplicación.

Aunque para el primer ministro, Manuel Valls, se trata de una medida excepcional a la altura del peligro terrorista, el debate sobre la privación de la nacionalidad no es nuevo ni surgió de la izquierda, que se llevó las manos a la cabeza cuando el conservador Sarkozy se pronunciaba a favor de una medida que no va tan lejos como la reforma.

Nicolas Sarkozy, expresidente de Francia:
“Se debe poder retirar la nacionalidad francesa a toda persona de origen extranjero que voluntariamente haya atentado contra la vida de un funcionario de policía o un militar de la gendarmería.”

En 2010, cuando Hollande estaba aún lejos del Elíseo, aseguraba en una entrevista que no veía en qué la privación de la nacionalidad iba a mejorar la seguridad y la protección de los ciudadanos. Se preguntaba además si esa medida era conforme a la historia, tradición y Constitución francesas. ¿Por qué, concluía, poner en tela de juicio esos principios fundamentales?

Y si la derecha no ha perdido la ocasión de comentar lo que califica de incoherencia del Ejecutivo de Hollande, el populista Frente Nacional se congratula de una medida que pide desde el principio.

Marine Le Pen, líder del Frente Nacional:
“En cuanto a los binacionales que participan en movimientos islamistas, creo que hay que despojarles de la nacionalidad.”

La cuestión de la nacionalidad no es la única medida controvertida en la reforma constitucional. También ha sido muy criticado el estado de emergencia que permite a la policía arrestar o registrar a ciudadanos, sin una decisión de justicia previa, con un comportamiento sospechoso pero sin pruebas.

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