“Spirits Homecoming” es el nuevo éxito de taquilla en Corea del Sur. El filme nos cuenta los horrores vividos por las llamadas “mujeres de confort”
PUBLICIDAD“Spirits Homecoming” es el nuevo éxito de taquilla en Corea del Sur. El filme nos cuenta
los horrores vividos por las llamadas “mujeres de confort”, esclavas sexuales de los militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
El director, Cho Jung-rae, decidió hacer esta película tras asistir a una terapia ofrecida a un grupo de “mujeres de confort”. Entre ellas se encontraba Kang-Il-chul quien relató cómo sus compañeras fueron quemadas vivas por el ejército japonés.
Al estreno de la película en Seúl asistieron algunas supervivientes acompañadas de sus familias. Hoy tienen entre 80 y 90 años.
“Estas mujeres me dijeron que si quería hacer una película tenía que hacerlo bien, tenía que contar su verdadera historia. Dije que sí. Para mí esa fue la razón por la que decidí hacer este filme, sin duda”, explica Cho Jung-rae.
75 000 personas participaron en la financiación de la película. Algunas pudieron asistir al estreno. Éstas fueron sus palabras tras la proyección:
“No sé qué decir. Hay muchas palabras que se me pasan por la cabeza y por el corazón. Espero que Japón pida disculpas a estas mujeres”, dice una señora.
“Esta película ha sido realizada gracias a las donaciones de la gente. Yo me siento orgulloso de ver mi nombre en la pantalla. Espero que todo el mundo ayude a estas mujeres. Debemos unir nuestros esfuerzos para ayudarlas, hasta que el gobierno japonés les pida perdón”, explica un chico.
Se estima que unas 200 000 mujeres coreanas fueron reclutadas de forma forzosa en la primera mitad del siglo XX para satisfacer sexualmente a los soldados del Ejército Imperial nipón. Hoy solo 44 siguen vivas.
El asunto de las esclavas sexuales ha causado en las últimas décadas frecuentes roces entre Corea del Sur y Japón.
Los gobiernos de ambos países suscribieron el año pasado un acuerdo que contempla las disculpas oficiales de Japón y una compensación económica. Sin embargo, organizaciones de apoyo a las víctimas y parte de la sociedad se opusieron al acuerdo al considerarlo insuficiente.