La pesadilla sin fin de los refugiados

La pesadilla sin fin de los refugiados
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Por Escarlata Sanchez
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Grecia no es para ellos más que un lugar de paso, y sin embargo muchos de los emigrantes que huyen de la guerra se encuentran bloqueados allí porque

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Grecia no es para ellos más que un lugar de paso, y sin embargo muchos de los emigrantes que huyen de la guerra se encuentran bloqueados allí porque las otras fronteras están cerradas. El país se enfrenta a una urgencia y a un caos humanitario. Este es el reportaje de Radio Televisión Suiza:

Grecia: una situación insostenible

Grecia está desbordada. Es el país de llegada al continente europeo para miles de inmigrantes que huyen de la guerra. También es el país que sufre en primer lugar el cierre sucesivo de fronteras de sus vecinos. Desde principios de año, más de 122.000 personas han llegado a Grecia. Solo en febrero, unas 1.900 personas llegaron de media cada día.

Actualmente, unos 30.000 emigrantes están bloqueados en Grecia y los puertos del Pireo y Diavata. Y la isla de Lesbos tiene sus centros de acogida completamente saturados, así como el
del antiguo aeropuerto de Ellinikon, cerca de Atenas. Y, en Idomeni, en la frontera macedonia, más de diez mil personas acampan en duras condiciones.

Todos los días se producen manifestaciones y, a veces, terminan con enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Macedonia solo deja pasar con cuentagotas a los emigrantes. La noche pasada, sólo pudieron hacerlo doscientas personas. Por ello, las organizaciones humanitarias piden ayuda:

“No podemos esperar. La gente está desesperada y quiere desplazarse en seguridad”.

Los emigrantes que pasan por Grecia son sobre todo sirios en un 45%, afganos 28% e iraquíes en un 18%. Los niños representan más de un tercio de los que llegan. El secretario general de la ONU, condena el bloqueo de las fronteras:

“Estas restricciones no respetan la legislación internacional, ni la más mínima dignidad humana”.

De los 700 millones de euros que ha previsto por ahora la Unión Europea, trescientos serán entregados este año. El resto está previsto para los próximos dos años.

Varados en la frontera griega

Llegan por Grecia para intentar pasar la frontera con Macedonia y, al final, conseguir llegar a Alemania. Pero la frontera macedonia está cerrada con un refuerzo de soldados. Unos diez mil refugiados se encuentran allí, del lado griego. La Rai 3 habló con algunos de ellos:

Caminan en pequeños grupos para alcanzar la frontera de Macedonia. Para ello, deben recorrer cinco kilómetros más.

“Somos de Irak y ya no nos queda dinero”. Explican que les robaron, pero ahora sienten que Alemania, su destino final ya no está tan lejos.

“Llevamos viajando dos meses. Salir de Irak fue difícil y arriesgado”.

Les han dicho que la frontera con Macedonia está cerrada, aunque no se lo creen.

Miles de personas acampan cerca del paso fronterizo:

“Soy de Kabul”, dice Abdul. Este afgano empezó su viaje hace seis meses con sus seis hijos. Aun no sabe que solo sirios e iraquíes pueden cruzar la frontera. Por lo tanto, no podrá pasar el control.

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“¿Por qué? ¿Nosotros tuvimos una guerra? ¿Por qué no nos dejan pasar?

En la frontera, se crean larguísimas colas para conseguir algo de comida, medicamentos o algo de información. El gobierno griego ha organizado dos campos a una docena de kilómetros de allí.

Pero los emigrantes quieren continuar hacia el norte.

Hella es de Homs, su historia es similar a la de muchos otros :

“Nosotros somos una familia acomodada, teníamos varias tiendas, pero mire ahora: no tenemos nada. Yo estudié literatura inglesa en la Universidad, mi hermano fue herido y hospitalizado en Damasco. Nuestra casa y nuestro negocio fueron bombardeados. Nos fuimos a Turquía, pero era atroz. No podíamos trabajar, ni estudiar, ni hacer nada. Estamos haciendo todo esto porque queremos tener un futuro. Queremos volver a tener una vida normal.”

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En tres días, Macedonia ha dejado pasar a 200 personas. En este momento, en Idomeni 10.000 personas esperan su turno. Austria y los países de los Balcanes han decidido cerrar sus fronteras, lo que significa que el problema seguirá creciendo en Grecia…

Dos hermanos sirios reunidos en Londres

La semana en que François Hollande y David Cameron se reunieron para tratar de la crisis migratoria y el problema de Calais, France 2 se interesó en la historia de dos hermanos que pudieron reencontrarse en Londres. Una bonita historia, pero que no se da tan a menudo :

A la salida de la Estación de St. Pancras, en Londres, se encuentra un comité de bienvenida. Estos militantes de derechos humanos esperan a cuatro refugiados que llegan legalmente en el tren Eurostar, entre ellos, un adolescente de diecisiete años.

Ha pasado cuatro meses en la jungla de Calais, donde intentó desesperadamente atravesar el canal para reunirse con su hermano mayor de 26 años que consiguió entrar en Londres de forma ilegal antes que él. Ambos prefieren dar su testimonio con la cara tapada.

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“En Calais no hay nada, ninguna higiene ni tratamiento contra las enfermedades. Mucha gente se pone enferma. Por eso, intentan ir a un lugar seguro. La jungla no es un sitio para los seres humanos. Las personas no deberían vivir en estas condiciones. Todo el mundo allí está desamparado y deprimido”.

Los dos hermanos no se habían visto desde hace un año y medio, ya que tuvieron que huir de la guerra en Siria por separado. El gobierno británico autorizó por razones humanitarias el reagrupamiento al permitir la entrada de Mohamed, aunque su hermano mayor lo hiciera ilegalmente. Un hermano mayor muy agradecido con el Reino Unido.

“Es irreal, increíble. Abandonamos Siria debido a la guerra, en momentos muy diferentes. Es impresionante que hayamos conseguido reencontrarnos hoy. Le estoy muy, muy agradecido al Reino Unido. Nunca habría imaginado poder reunirme así con mi hermano pequeño”.

Pero este reagrupamiento familiar es algo excepcional. Como ejemplo, el caso muy mediático de la pequeña afgana Bahar y su salvador Rob Lawrie, que intentó hacerla pasar clandestinamente a Inglaterra. La chica tenía incluso familia en el país, tíos y tías. Pero el Gobierno estimó que debía continuar con su padre en Calais y hacer la demanda de asilo a Francia según las convenciones en vigor.

El trauma psicológico de los refugiados de guerra

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El largo calvario que sufren para llegar a Europa es muy mediático, en cambio, se habla poco de lo que les espera una vez instalados. Tienen problemas administrativos, pero sobre todo están las secuelas psicológicas. La Televisión Suizo Italiana fue al encuentro de una familia que vive en Suiza desde hace dos años:

Mohamed abandonó Siria hace dos años y llegó a Suiza con su familia y recuerdos muy dolorosos.

“Cuando la guerra golpeó nuestra ciudad y nuestro barrio en Alepo, nos bombardearon la casa. Nos salvamos gracias a que nos escondimos en el sótano. Cuando salimos fuera, en la calle solo había gente muerta”.

Estas experiencias traumáticas han marcado de por vida a la familia de Mohamed, que vive con su mujer Jasmine y con sus hijos. El mayor, Ahmed, de dieciséis años, aun no es capaz de olvidar y prefiere que sea su padre quien hable de ello.

“Mi hijo vio cosas terribles y, desde entonces, ha cambiado”.

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El adolescente ha recibido ayuda médica. Pero en Ticino, en el cantón suizo-italiano, no hay servicios para hacer un seguimiento a los inmigrantes que sufren traumas por este tipo de conflictos.

En Berna, hay uno de ellos. Los locales de la Cruz Roja destinados a las víctimas de guerra y tortura tratan cada año al menos a trescientos inmigrantes. Pero la lista de espera es larga.

Nos encontramos con la psicoterapeuta Carol Smolenskin:

“La mayoría de la gente que viene aquí sufre de estrés post-traumático. Han vivido experiencias terribles, como la guerra o la tortura. Entre otros síntomas, detectamos depresión, dolor físico y dificultades para dormir. A veces, estas experiencias vuelven a la mente y los recuerdos pueden ser realmente intensos”.

El hijo de Mohamed es un ejemplo de ello:

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“En Siria, su abuela solia atarle el pie con una bufanda porque durante la noche tenía pesadillas. Lloraba y pensaba que afuera había bombardeos. Que la gente del Dáesh estaba matando. Todavía tiene estas pesadillas. A veces, se encierra como un sonámbulo en el cuarto de baño y se pone a gritar”.

El trauma de Ahmed le llevó una noche a tirar todos los cuchillos de la casa porque le hacían pensar en las decapitaciones del Dáesh.

“Nuestros otros hijos también tienen problemas, dice Jasmine. El más pequeño no deja de hacernos preguntas sobre la muerte y duerme con la cabeza bajo la almohada. Y a veces se orina en la cama”.

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