Iolanta y El Cascanueces, una apuesta ambiciosa

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Por Euronews
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En la Ópera de París, un ballet y una ópera en una misma velada, como en el tiempo de su creador, Tchaikosky.

Un genio musical, dos obras maestras, una ópera y un ballet, todo en una misma noche, es el ambicioso proyecto de la Ópera de París, que muestra en la actualidad el doble programa de Tchaikovsky compuesto por la ópera “Iolanta” y el ballet “El Cascanueces”. Reproduciendo así lo ocurrido en 1892, cuando se estrenó en San Petersburgo.

Desde el principio, los personajes principales de ambas piezas se cruzan en el camino, creando sutiles pistas y referencias.

“Iolanta” es la historia de una princesa ciega que cree que los que están a su alrededor tampoco pueden ver; es el triunfo de la negación, en la que vencerá la intervención de la ciencia.

La soprano búlgara Sonya Yoncheva da voz y cuerpo al personaje. “Tuve que comprender el mundo de Iolanta: cómo puede alguien no saber de la existencia de la luz, de los colores, de los objetos… y al mismo tiempo creer que todos los demás están en la misma tesitura. Aún así, he logrado quererla completamente, porque esa chica es tan pura, tiene su mundo propio, protegido y preservado en ella”, explica la reconocida estrella internacional de la ópera.

El director de orquesta Alain Altinoglu resume con estas palabras su acercamiento a “El Cascanueces” y “Iolanta”, en éste especial montaje: “Para mi Tchaikovsky es el compositor ruso más occidental. Hablaba francés, italiano… sin duda hay elementos occidentales en él. Lo ruso en él es su sonoridad, su forma de combinar los tonos de la orquesta; es la forma en la que entregamos momentos líricos, que emocionan, en lo que parece que lloren en las cuerdas… la forma en la que los instrumentos de viento tocan juntos… es en esa sonoridad y en la harmonía lograda donde logra que suene realmente ruso”.

“Este es mi primer papel eslavo, que me ha permtido descubrir una sonoridad que no me era familiar. Me ha proporcionado la agradable impresión de estar en casa, porque la mitad del reparto vienen de países de la antigua Unión Soviética y estamos felices por poder compartir el mismo sentido del humor, las mismas palabras que escuchaba cuando era pequeña…, realmente en esta producción, me he sentido como si hubiera regresado a casa!”, argumenta Yoncheva. “No es un papel especialmente largo, por lo que, evidentemente, tienes la tentación de cantar por encima de la orquesta, pero creo que debo dosificar la voz y lograr llegar con mis propios medios, con mis modestos medios”, añade.

En esta producción, la opera está enmarcada en la historia contada por el ballet; de hecho, entre los regalos de la joven Maria hay también una interpretación de “Iolanta”, con la cantante que al final se suma al cumpleaños de la chica. Una unión que la orquesta debe acompañar: “Al final de la opera, cuando Iolanta deja de estar ciega, cuando puede ver la luz, la orquesta también parece abrirse hacia la luz, y eso es lo que tienes al prinicpio de “El Cascanueces”; algo limpio, casi pueril, y es en esa transición en la que hay que esforzarse cuando se es el director de la orquesta”, concluye Altinoglu.

Iolanta / Casse-noisette se representará en la Ópera de París hasta el 1 de abril.

Para saber más sobre “El Casacanueces” presione sobre la imagen de Bonus.

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