Hora punta en el metro de Bruselas. Sobre las 9 de la mañana un terrorista suicida detonó un explosivo en un vagón al llegar a la estación de
Hora punta en el metro de Bruselas. Sobre las 9 de la mañana un terrorista suicida detonó un explosivo en un vagón al llegar a la estación de Maalbeek. Mató a una veintena de personas. Dejó heridas, algunas de gravedad, a un centenar.
Las alarmas pararon en seco los trenes que abrieron sus puertas en la oscuridad de los túneles. Los pasajeros bajaron para llegar a pie siguiendo las vías a la estación más cercana y subir a la calle.
En el exterior una mujer, en pleno llanto, aseguraba: “He pasado mucho miedo porque nos dijeron que había que evacuar el metro, todo el mundo gritaba. He pasado mucho miedo. Todo el mundo gritaba y gritaba.
Un pasajero explicó el panorama que se encontró al llegar a la calle: “Salía gente herida del metro. En la calle había treinta o treinta y cinco personas, niños, gente con quemaduras, heridas muy graves, menos graves y mucha gente conmocionada”.
Las primeras curas de urgencia se hicieron a pie de calle, prácticamente en la boca del metro. La estación elegida por los yihadistas está en el corazón de las instituciones de la Unión Europea. Fueron canceladas todas las actividades previstas en los bloques incluidos en el perímetro de seguridad.
Tanto el edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea, como la sede del Consejo y el edificio Lex, a escasos metros de la estación de Malbeek, fueron evacuados “como medida preventiva”.