Alemania y Holanda han implantado políticas que van más allá del aprendizaje de la lengua y la integración laboral. La ayuda psicosocial determinará el grado de superación y adaptación al lugar de aco
El año 2015 ha sido en el que un mayor número de personas abandonaron sus hogares desde la Segunda Guerra Mundial. La mayoría encontraró refugio en países en vías de desarrollo, no en Europa. De hecho, los refugiados sólo representan un 0.3% de la población total de la Unión Europea.
Además, el viejo continente ha acogido a más de un millón de demandantes de asilo en 2015 y cerca de 200.000 en lo que llevamos de año. Muchos son originarios de Siria, Iraq y Afganistán.
Un país destaca: Alemania. Ha recibido medio millón de demandantes de asilo hasta la fecha y garantizado la protección a 150.000 de ellos. Pero, ¿está acogiendo a suficientes refugiados? ¿está ayudándoles a aprender un nuevo idioma, encontrar un trabajo… a integrarse?
Sí, integrarse. Porque no parece que los refugiados sirios, iraquíes, somalíes o afganos vayan a regresar a sus casas pronto. Están aquí, en Europa, para quedarse… lejos de las atrocidades de las que huyeron en un primer momento.
En este programa de Insiders, hemos viajado a Alemania y a Holanda, porque ambos países han puesto en marcha un amplio y sin embargo muy diferente paquete de medidas de integración. Y también a Italia, para comprobar que curar el trauma del exilio es también una necesidad para lograr una verdadera integración de los refugiados.