Francia: Hollande, el presidente más impopular de la Quinta República

Francia: Hollande, el presidente más impopular de la Quinta República
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Por Euronews
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15 de mayo de 2012.

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15 de mayo de 2012. Tras su victoria en las presidenciales, François Hollande recorría el trayecto desde los Campos Elíseos hasta el Arco del Triunfo bajo una lluvia torrencial. A un año de las nuevas elecciones, otro chaparrón se abate sobre el presidente socialista que bate marcas de impopularidad.

El “pecado” que parece pesar más en la balanza es el de renegar de sus propias convicciones y de los valores de su partido. Esto es lo que opinaba en 2006 sobre el artículo 49-3 de la Constitución, que permite al Gobierno imponer por «decreto» el proyecto de Ley que consideren oportuno.

François Hollande en 2006:
“El artículo 49.3 es una brutalidad, es una negación de la democracia. El artículo 49.3 es una forma de frenar el debate parlamentario.”

Con un tímido 17% de opiniones favorables, una media de 18% desde 2014, Hollande es el presidente más impopular en la historia de la quinta república. Sus detractores le reprochan su indecisión y la falta de conexión con sus compatriotas.

François Hollande:
“Efectivamente, las cosas van mejor para Francia, pero no para todos los franceses, es cierto.”

El eslógan “vamos mejor” que presenta en un plató de televisión en abril no convence ni aplaca el descontento, aunque con las cifras en la mano es una realidad tangible.
La movilización contra la reforma de la ley Laboral se transforma en indignación ciudadana canalizada en el famoso movimiento de Noches en Vela, expresión de un malestar más profundo con el Gobierno y con la política en general.

Para los franceses llovía sobre mojado. Tras una vertiginosa subida por su gestión de los atentados, Hollande se lanzó a otra revisión de la Constitución, esta vez para retirar la nacionalidad a binacionales, y volvió a contradecirse. Así presentó el proyecto: “Debemos poder despojar de la nacionalidad francesa a un individuo condenado por atentar contra los intereses fundamentales de la nación, un acto terrorista, aunque sea francés.” El problema es que en 2010 había sostenido justo lo contrario: “¿Va a mejorar eso de alguna forma la protección y la seguridad de nuestros compatriotas? no. ¿Es algo conforme a nuestra historia, a nuestras tradiciones, a nuestra Constitución? ¿Por qué poner en tela de juicio nuestros principios esenciales?”

Durante meses se mantuvo firme hasta que cedió y retiró el proyecto. El decretazo para aprobar la reforma laboral llevó la semana pasada a la oposición conservadora y de centro a plantear una motion de censura contra el Gobierno, otro hecho insólito en la quinta república. Aunque el Ejecutivo socialista superó la prueba, a un año de las presidenciales a Hollande le atacan por todos los flancos, incluidos los llamados “disidentes” de su propio partido.

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