La tecnología 3D en el bolsillo

La tecnología 3D en el bolsillo
Por Julian GOMEZ
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¿Pueden nuestros teléfonos móviles ayudar a crear sofisticados modelos tridimensionales? La respuesta la hemos encontrado en Viena (Austria) y se la contamos en este programa de Futuris.

Parecen turistas ordinarios tomando fotografías de la catedral de San Esteban, uno de los puntos neurálgicos del turismo aquí, en Viena, la capital de Austria, y sin embargo son ingenieros informáticos que creen que el futuro de la protección del patrimonio cultural europeo reposa en gran medida en nuestros teléfonos móviles.

En un mundo en el que los teléfonos móviles están por todas partes, estos investigadores sueñan con usarlos de una forma diferente.

Quieren que se conviertan en realizadores activos de modelos informáticos de 3D.

“La reconstrucción de los modelos en 3D es muy cara. Una de las razones es el elevado coste del equipo que se precisa. Además, tienes que planear exactamente dónde poner esos instrumentos para que sean capaces de crear realmente cada parte del modelo. En este proyecto estamos intentado realizar una reconstrucción más fácil, sin usar esos instrumentos tan caros, sino por ejemplo a través de móviles ordinarios o cámaras digitales al alcance de cualquiera”, explicó Michael Wimmer, ingeniero informático y coordinador del proyecto Tu WienI/Harvest4D.

Tras realizar complejos cálculos matemáticos, siguen siendo fotografías las que se convierten en modelos en 3D.

Pero antes de llegar a este resultado, deben resolverse diferentes retos técnicos, aseguran los científicos.

“La fotografía original tiene diferentes escalas. Algunas se han tomado a mucha distancia, otras se centran en los detalles. Las diferentes distancias llevan a variadas superficies de los objetos. Si tengo una fotografía tomada a mucha distancia, las muestras serán más imprecisas, y deberán ser sustituidas por las tomadas a corta distancia; para reconstruir los pequeños detalles. Otro reto es percibir la imagen a partir de las mismas partes de una superficie. La luz puede ser diferente, tener un sol brillante o un cielo nuboso. Ahí el ordenador debe ser capaz de mostrar las imágenes correctas”, analizó Samir Aroudj, ingeniero informático de la Universidad técnica de Darmstadt.

Básicamente, los científicos de este proyecto europeo de investigación han tenido que enseñar a los ordenadores a comprender el tamaño de los objetos y el entorno que los rodea.

Y eso, aseguran, no es nada sencillo.

“Desarrollo modelos matemáticos, algoritmos, para interpretar esos datos, y lograr una conexión de puntos, un millón o mil millones de puntos que han sido medidos en el mundo real se conviertan en un objeto virtual tridimensional, que pueda ser usado con las aplicaciones”, comentó Tamy Boubekeur, ingeniero informático de Télécom Paristech, en la Universidad de Paris-Saclay. Y añadió: “Al final, cuando intentas traer el mundo real al virtual, debes asegurarte de que trabajas en tres dimensiones a la vez: debes digitalizar el tamaño, el movimiento y la apariencia del mundo real, para transformarlo en aplicaciones interactivas virtuales”.

Los científicos también están explorando las dificultades para convertir la realidad en reconstrucciones 4D; es decir, 3D más la evolución del tiempo.

Por el momento, han desarrollado sistemas para recrear gráficos en 4D a partir de fotografías tomadas por arqueólogos durante sus excavaciones.

“Mientras navegamos por este gráfico en tres dimensiones, podemos de forma interactiva, ver cómo hay partes que han cambiado durante la excavación arqueológica, mientras que otras permanecen igual”, aportó Paolo Cignoni, ingeniero informático de ISTI-CNR.

Y los investigadores también están buscando una aplicación práctica, a partir del estudio y la protección de la herencia cultural como principal elección de evidencia.

“Es posible utilizar modelos en 3D (que podemos producir nosotros) para exposiciones y museos. La ventaja es que se ha convertido en una producción fácil. Por eso, quienes trabajan en emplazamientos arqueológicos pueden participar de forma directa y crear esos modelos ellos mismos”, concluyó Wimmer.

Los investigadores esperan que esta tecnología se convierta en una realidad en el mercado en menos de 5 años.

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