La polícía negoció durante una hora con dos presuntos traficantes de drogas que pretendían abandonar el edificio residencial en el que se habían atrincherado.
La polícía negoció durante una hora con dos presuntos traficantes de drogas que pretendían abandonar el edificio residencial en el que se habían atrincherado. Decidieron bajar en el ascensor parapetados entre un grupo de mujeres, niños y bebés.
Los civiles fueron agrupados alrededor de uno de los traficante, atados en torno a su cuerpo, formado un escudo humano en el que los bebés quedaban en primer plano. De esta forma y cubierto por una tela salieron del inmueble gritando y disparando al aire, mientras la policía de la ciudad de Deyang (provincia de Sichuan) les rodeaba.
En medio de una elevada tensión por la angustia de los rehenes y el temor de que los captores terminasen disparando a los civiles al verse atrapados, un policía saltó al interior del grupo y redujo al sospechoso.
La investigación continúa abierta. Los dos detenidos podrían ser condenados a muerte porque el tráfico de drogas está considerado un delito que atenta contra la integridad de la juventud del país.