Abucheos, aplausos, sonrisas y lágrimas… el cóctel de emociones que se vivió anoche durante la Convención Demócrata en Filadelfia refleja la intensidad de la división interna del partido tras unas pri
PUBLICIDADAbucheos, aplausos, sonrisas y lágrimas… el cóctel de emociones que se vivió anoche durante la Convención Demócrata en Filadelfia refleja la intensidad de la división interna del partido tras unas primarias más duras y largas de lo que cabía esperar.
- “Quiero un presidente que enseñe a nuestros hijos que todo el mundo importa en este país”, decía la primera dama, Michelle Obama, en su apasionada defensa de la candidatura de Clinton. “Quiero un presidente que crea de verdad en la visión que nuestros fundadores tuvieron hace tantos años: Que todos hemos sido creados iguales, todos somos parte de la gran historia de Estados Unidos. Estoy aquí esta noche porque sé que esa es la clase de presidenta que será Hillary Clinton. Y por eso la apoyo en esta elección”.
Si Michelle Obama puso la sal de la pasión, el septuagenario Bernie Sanders, que luchó hasta el final en las primarias, intentó ligar las distintas salsas del campo demócrata en torno a la figura de Clinton:
- “Serví junto a ella en el Senado de Estados Unidos y la conozco como una firme defensora de los derechos de los niños, de las mujeres y de los discapacitados. Hillary Clinton será una presidenta excepcional y me siento orgulloso de estar junto a ella esta noche. Muchas gracias a todos”.
El menú no sentó a todos por igual en un partido que aún tiene frescas la heridas abiertas durante las primarias. A unos les devolvió la sonrisa, a otros les dejó sin palabras o les hizo llorar. Además de contra Trump, Clinton debera luchar por la unidad de los suyos.