Brasil está “a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado”, ha asegurado Dilma Rousseff ante el Senado brasileño.
PUBLICIDADBrasil está “a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado”, ha asegurado Dilma Rousseff ante el Senado brasileño. Para la aún presidenta brasileña, a pesar de que ya lleva tres meses apartada del cargo, esta era la comparecencia de la última oportunidad, el punto culminante del juicio político que se sigue contra ella, antes de que el Senado decida sobre su más que probable destitución. “Les pido que sean justos conmigo, una presidenta honrada que nunca cometió ningún acto ilegal, ni en la vida personal ni en mis funciones públicas. No acepto el golpe porque en lugar de resolver la crisis de Brasil, va a agravarla”, dijo Rousseff.
Con su antecesor y padrino político, Lula da Silva, en las tribunal del Senado, la presidenta brasileña aseguró que las acusaciones contra ella son meros “pretextos” para que se impongan políticas que “atentarán contra los derechos sociales” que los brasileños han conquistado desde 2003. “Hoy, de nuevo, la gente que votó por mí verá sus deseos contrariados y heridos. Para proteger los intereses de una élite económica y política, nos vemos en riesgo de una ruptura democrática”. Este martes o, como mucho, el miércoles, tendrá lugar la votación final. Si al menos 54 de los 81 senadores votan contra Rousseff, ésta será destituida y el vicepresidente Michel Temer, ratificado como presidente.