¿Sigue vivo el TTIP?

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Por Euronews
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Voces a favor y en contra del Tratado de Libre Comercio entre Europa y EE.UU., que cada vez gana más críticos.

Lucía Bárcena reparte panfletos contra el TTIP, el Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos. Estamos en España, en Barcelona, escenario en los últimos años de múltiples protestas ciudadanas.
Se vislumbra en Europa un creciente rechazo a la globalización, alimentado por movimientos tanto de extrema izquierda como de extrema derecha, que buscan asentar su identidad y protección ante los productos del exterior.

Lucía coordina las protestas en todo el país de la ONG Ecologistas en Acción.

“Nuestra democracia sufre una gran amenaza”, comenta Lucía Bárcena. “Podríamos perder nuestra soberanía como pueblo. Con estos tratados transferimos nuestro poder, nuestras instituciones públicas, la sociedad civil a manos de grandes compañías…Y con estos tratados, básicamente, estamos matando a los Estados”.

Nos acercamos ahora a FICOSA, una multinacional española fabricante de componentes automovilísticos. Casi todas las grandes marcas de coches del mundo emplean productos manufacturados aquí. Un verdadero actor global que factura mil millones de euros al año. FICOSA cuenta con filiales en Europa, Asia, y América del Norte y del Sur.

“No ha sido fácil conseguir el permiso para grabar. Muchas compañías se esconden cuando se les pide que hablen del TTIP. ¿Cuáles son las ventajas de este acuerdo de libre comercio transatlántico? Preguntemos a la dirección”.

Nos trasladamos de Barcelona a Madrid.
Tenemos una cita con el director general de FICOSA Emilio Varela, también vicepesidente de la asociación de fabricantes de componentes de automoción Sernauto. Cinturones de seguridad, luces, frenos, la mayor parte de los componentes deben ser certificados dos veces, una a cada lados del Atlántico. Para este sector supone 11.000 millones de euros por año. El TTIP lo reduciría notablemente.

“Los costes de nuestros productos se incrementan en un 26% a causa de las diferentes regulaciones entre Europa y Estados Unidos”, comenta Emilio Varela, vicepresidente de Sernauto. “Si este acuerdo resuelve este punto, las transacciones serían mucho más fáciles, nuestro negocio sería mucho mayor y se crearían muchos puestos de trabajo en nuestro país… Si conseguimos un 20% más de facturación en el sector, se podrían generar quincemil nuevos empleos en España”.

De vuelta en Barcelona…

…volvemos a quedar con Lucía en un comercio de jabones. Lush es una empresa también global, con más de 15.000 personas trabajando en sus tiendas en todo el mundo, 250 de ellas en España. Pero, al contrario que en el caso anterior, apoya a activistas antiglobalización como Lucía.
Lush produce localmente y lucha contra la experimentación en animales, explica Víctor Manuel, responsable de calidad de la firma. Teme que el TTIP abra las puertas de Europa a cosméticos muy lejos de los compromisos éticos de la marca.

“Un ejemplo claro que perdemos con el TTIP es nuestra protección frente a los productos químicos prohibidos”, cuenta Víctor Manuel Bernal. “En Europa tenemos un total de 1300 productos químicos prohibidos, mientras que en Estados Unidos solo hay once. Un ejemplo claro sería el plomo, que todavía existe en los productos cosméticos americanos”.

“El etiquetado en los productos es la única manera que tenemos de saber como personas qué es lo que compramos, y el TTIP amenaza con eliminar esta información básica que tenemos de elegir o no unos productos dependiendo de unos valores éticos que nosotros ponemos detrás”, agrega Lucía Bárcena.

Flores Valles, en las afueras de Madrid, es una de las empresas más antiguas de España. Fundada en 1830, desde entonces ha sido gestionada por seis generaciones de la familia. En la actualidad, Flores Valles es una de las compañías más importantes del mundo en mobiliario técnico de laboratorio y campanas extractoras.

El director del departamento internacional, Jorge Santos, es portugués. Cuando Flores Valles decidió abrir una filial en Nueva York, el directivo intentó conseguir un visado de trabajo o de inversionista. Estados Unidos se lo negó, obligando a la firma a contratar a personal local. Con el TTIP esa situación no se repetiría.

“Estados Unidos conserva la “Buy American Act”: http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+WQ+E-2003-3601+0+DOC+XML+V0//ES para algunos productos todavía tienes que comprar el acero, el hormigón o los productos en madera fabricados en Estados Unidos”, asegura Jorge Santos.“Porque en Estados Unidos una empresa europea no puede ni siquiera competir en el mercado de productos estratégicos, a menos que compre todas las materias primas en Estados Unidos y realice allí el proceso de fabricación… Nosotros mismos tenemos una empresa dentro de nuestro grupo que produce cocinas industriales para trenes de alta velocidad: ganamos un importante contrato en Estados Unidos para amueblar 50 trenes, y tuvimos que realizar una transferencia de tecnología a una empresa estadounidense con la que realizamos una joint venture para poder fabricar cada una de las piezas de esos equipos en ese país”.

Insiders: TTIP MadridLos activistas anti-TTIP se reúnen para preparar la próxima manifestación. Lucía planea una cadena humana que rodee las oficinas de la Unión Europea en la capital catalana. Mientras, al otro lado del Atlántico, Hillary Clinton mantiene una actitud ambigua ante el acuerdo, mientras que Donald Trump reclama medidas proteccionistas.

A mediados del mes de octubre tuvimos un encuentro con el entonces Secretario de Estado de Comercio en funciones. Frente a las actuales dudas esgrimidas por Alemania y Francia, Jaime García y su homólogo sueco hicieron campaña a favor del TTIP entre sus colegas europeos. Con los responsables de Portugal, la República Checa, Dinamarca, los países bálticos, Italia, Irlanda y el Reino Unido, enviaron una carta abierta a la Comisión Europea pidiendo el relanzamiento de las negociaciones.

“A ambos lados del Atlántico, ¿quiénes quieren acabar con el TTIP en Europa y Estados Unidos?

“Vemos cierta oposición al TTIP, eso es verdad”, reconoce Jaime García Legaz-Ponce. “Lo hemos visto que en la extrema izquierda y en la extrema derecha en muchos países de la Unión Europea. En Estados Unidos hay un movimiento proteccionista pocedente también de corrientes populistas. Hemos visto al señor Trump atacando los acuerdos de libre comercio. Creemos que esto tiene poco sentido. La prosperidad de Estados Unidos se ha visto impulsada por el libre comercio de las últimas décadas. El libre comercio es bueno y el TTIP es una forma de hacerlo avanzar”.

Lucía tampoco está en contra del libre comercio. Pero sí en contra el TTIP, porque considera que este tratado transatlántico reducirá los estándares ecológicos y sociales seguidos en Europa. Hoy, unas 2000 personas se manifiestan por las calles de Barcelona, en Madrid se calcula que lo hacen otras 20.000.

“Las voces de los partidarios del TTIP prácticamente no se oyen, mientras que sus oponentes hacen mucho ruido…Preguntaré por qué esta gente está en contra”.

A los opositores les preocupa la creación de un sistema de arbitraje especial para resolver las disputas entre Estados e inversores extranjeros. Alegan que esto permitiría a las multinacionales dictar la política pública. “Eso no es verdad”, asegura la Comisión Europea. “Claro que lo es”, mantiene Tito Álvarez, coordinador de las protestas de los taxistas, que destaca la pérdida de derechos laborales implícita, según él, en el acuerdo.

¿Es el TTIP un acuerdo ya muerto antes de nacer? Puede que aún no. Lo que sí sabemos es que estamos a años de su posible aprobación y entrada en vigor.

El crecimiento económico continuado, la creación de empleo y el futuro del TTIP dependerán de los resultados de las próximas elecciones a ambos lados del Atlántico.

Insiders TTIP Barcelona.

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