París, 13 de noviembre de 2015.
PUBLICIDADParís, 13 de noviembre de 2015. La noche es fría, pero despejada y la metrópoli vibra. Las terrazas de la ciudad están llenas de gente, al igual que los teatros y los locales de espectáculos. En el Stade de France, la selección francesa juega un partido amistoso contra Alemania en presencia del presidente francés y de otras personalidades políticas.
Son las 9:20 de la noche cuando comienza la pesadilla. En en estadio se oyen con nitidez las explosiones. Primero dos en apenas unos minutos y, media hora más tarde, la tercera. Tres kamikazes se acababan de hacer saltar por los aires llevándose consigo la vida de un hombre.
Casi al mismo tiempo, otros dos comandos siembran el terror y la muerte en cinco terrazas y bares de París, y en el teatro Bataclán. En este último, un grupo de terroristas hace irrupción durante un concierto del grupo de rock Eagles of Death Metal y asesina a sangre fría 90 personas.
Entretanto, una lluvia de balas cae sobre los clientes sentados en las terrazas de los cafés y restaurantes el Carrillon, Petit Cambodge, la Bonne Bière, Comptoir Voltaire y la Belle équipe. Cuatrocientos disparos fueron disparados en apenas 20 minutos. Hubo 39 muertos. A los hospitales esa noche llegaron más de 350 heridos. No solo París, el país entero quedó conmocionado por una matanza tan inconcebible como inhumana.