El Gobierno rumano se aferra al poder, pero no descarta destituir al ministro de Justicia para calmar los ánimos.
PUBLICIDADEl Gobierno rumano se aferra al poder, pero no descarta destituir al ministro de Justicia para calmar los ánimos.
Las manifestaciones se han ido desinflando. Un día después de la derogación del polémico decreto que despenalizaba algunos casos de corupción, unos 12.000 rumanos pedían la dimisión del Ejecutivo socialdemácrata en Bucarest, frente a 300.000 el domingo.
Además de las protestas, el Gobierno rumano se enfrenta a una moción de censura de la oposición de centroderecha, con pocas posibilidades de prosperar, ya que la coalición formada por socialdemócratas y liberales cuenta con mayoría absoluta.
Sobre la posible destitución del titular de Justicia, esto es lo que ha dicho el primer ministro, Sorin Grindeanu: “Dije que dejaría pasar dos días para debatir el presupuesto y la moción de censura. Y es normal que esté el ministro. Después, el miércoles o el jueves, tomaré una decisión”.
El jefe del Gobierno responsabiliza a Florin Iordache de la redacción del decreto de la discordia. El texto, derogado este domingo tras provocar las mayores protestas desde la caída del comunismo, despenalizaba los casos de corrupción de menos de 44.000 euros.
El presidente rumano se encuentra entre los que se han opuesto al decreto, lo que ha provocado protestas en su contra de manifestantes progubernamentales.