El juicio contra Artur Mas ha quedado visto para sentencia.
PUBLICIDADEl juicio contra Artur Mas ha quedado visto para sentencia. En su alegato final, el expresidente de la Generalitat de Cataluña, acusado de prevaricación y desobediencia grave por la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014, negó haber cometido ningún delito. Según dijo, la resolución del Tribunal Constitucional no le obligaba a impedir la votación y, por tanto, en su opinión, no desobedeció.
“No desobedecimos al Tribunal Constitucional, plantamos cara al Gobierno español que estaba forzando la situación gracias a sus privilegios y su abuso de poder. Utilizó el Constitucional para hacer el trabajo que no se atrevía a hacer desde un punto de vista político”, dijo Mas.
Ante las críticas de los soberanistas catalanes, que califican este proceso de ataque a la democracia, el fiscal Emilio Sánchez-Ulled afirmó que no se juzga la “voluntad popular”, sino una “grave ruptura” de las reglas del juego democrático. “(El 9N) es la expression de una ruptura de las reglas de juego democrático que todos nos hemos dado y de la convivencia”, afirmó.
Los nacionalistas han querido convertir este juicio en un acto de apoyo a la independencia y por eso, el lunes pasado, en la primera jornada, miles de personas acudieron junto a Artur Mas hasta las puertas del juzgado.
El expresidente de la Generalitat se enfrenta a una petición de diez años de inhabilitación para el desempeño de cargo público. Una sentencia condenatoria influirá en el debate político nacional y especialmente en el próximo referéndum, previsto para antes de verano. Está por ver cómo el ejecutivo catalán va a organizar la consulta para evitar acciones legales. Está por ver también, en caso de que se lleve a cabo y el resultado sea afirmativo, cómo va a actuar la Unión Europea, ante un caso que podría sentar precedente en otras regiones de Europa.