En un acto celebrado el Estambul, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advertía: “Si Holanda sacrifica las relaciones con Turquía por las elecciones que celebrará el miércoles, pagarán un precio
PUBLICIDADEn un acto celebrado el Estambul, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advertía: “Si Holanda sacrifica las relaciones con Turquía por las elecciones que celebrará el miércoles, pagarán un precio por ello”, señalaba en referencia a las cerca de 400.000 personas que integran la comunidad turca residente en Holanda.
Respecto al favorito en las encuestas el candidato de la ultraderecha holandesa, Geert Wilders, destacaba: “No hace falta que diga su nombre. Es un racista. Europa se está desplazando hacia el racismo”.
Por su parte, el primer ministro holandés ha declarado que habló “ocho veces por teléfono” con su homólogo turco para intentar “llegar a una solución dialogada”. Algo que finalmente no fue posible. “En este momento la situación con Turquía es mala. Le pedimos al ministro que no viniera por la tensión que iba a provocar en Róterdam y porque no estábamos cómodos con la visita de un ministro turco para hablar de un referéndum turco a los holandeses. Y a pesar de eso, vinieron”, explicaba Mark Rutte, quien ha pedido relajar la tensión diplomática después de los incidentes violentos registrados cerca del consulado turco en Róterdam.
En plena campaña electoral en Holanda, Rutte ha optado por la firmeza con Turquía en una crisis diplomática de la que Wilders podría salir beneficiado.