Hollande estabiliza económicamente a Francia, pero demasiado tarde

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La herencia económica de François Hollande deja a su sucesor como presidente francés en el Elíseo está sujeta a interpretaciones opuestas.

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La herencia económica de François Hollande deja a su sucesor como presidente francés en el Elíseo está sujeta a interpretaciones opuestas. Solo en los últimos años de su quinquenato, el presidente socialista logró hacer crecer al país, estabilizar la deuda e invertir la curva del paro. Un balance positivo para unos, insuficiente para otros.

El instituto nacional de estadísticas (INSEE) confirmó que en 2016 el crecimiento fue del 1,1 por ciento, después de que en el cuarto trimestre la progresión fuera de cuatro décimas. En una aceleración respecto a mediados de año.

Por su parte, el déficit público siguió bajando hasta el 3,4 por ciento respecto al cinco por ciento que le dejó su antecesor Nicolas Sarkozy. Mientras que la deuda aumentó al 96 por ciento del Producto Interior Bruto, pero casi parando su avance.

El crecimiento francés se basa, en estos momentos, en el consumo interno. Y, eso, pese a que la progresión del poder adquisitivo de los hogares empieza a ralentizarse por el incremento de la inflación.

En cambio, la balanza comercial continúa siendo negativa. Las empresas obtienen un mayor margen de ganancias e invierten más gracias a las medidas gubernamentales. Pero el país sigue sin ser suficientemente competitivo a nivel internacional.

Para 2017, las previsiones de crecimiento son más optimistas que en 2016. El actual Ejecutivo lo sitúa en el uno y medio por ciento; el Banco de Francia lo baja al 1,3; y la Comisión Europea lo vuelve a subir al 1,4.

En principio el déficit público tiene que descender del tres por ciento, tal como exige la Comisión. Aunque el Banco de Francia solo lo rebaja al 3,1.

Y en cuanto a la deuda, está tiene que aumentar ligeramente pero sin sobrepasar el 97 por ciento del Producto Interior Bruto.

El gran compromiso de Hollande fue que no se volvería a presentar a la presidencia si no lograba darle la vuelta al paro. Solo lo consiguió al final. Y, por ello, renunció a una nueva candidatura.

“Me he comprometido personalmente, algunos lo consideran demasiado prematuro por no decir imprudente, a invertir la curva del paro. Es mi objetivo y la hoja de la ruta del Gobierno”, afirmó en mayo de 2013 cuando el desempleo en el país continuaba imparable.

Según los últimos datos del paro, en febrero este disminuyó en Francia en 3.500 personas para situarse en un total de 3.460.000. Durante el mandato de Hollande, el desempleo sobrepasó el diez por ciento y alcanzó récords absolutos. Desde mediados de 2015, se ha cambiado la tendencia y a nivel estadístico ahora está en un diez por ciento exacto. En realidad, el paro ha vuelto a los niveles de hace cinco años aunque el porcentaje es mayor porque también ha aumentado el número de personas en el mercado laboral. El trabajo para el nuevo inquilino del Elíseo es mejorar estas cifras.

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