Moscú-Teherán, la relación estratégica que tiene en vilo a Israel

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El presidente de Irán, Hasan Rohaní, llegó este lunes a Moscú para impulsar las relaciones bilaterales y firmar varios acuerdos de cooperación.

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El presidente de Irán, Hasan Rohaní, llegó este lunes a Moscú para impulsar las relaciones bilaterales y firmar varios acuerdos de cooperación. Rohaní, que estará en la capital rusa dos días, se reunirá con el primer ministro Dmitri Medvédev y con el presidente Vladímir Putin.

El presidente de Irán hablará con su homólogo ruso de comercio, inversiones y de grandes proyectos en los campos de la energía, el transporte y las infraestructuras. El comercial bilateral, principalmente en los sectores energético, agrícola y militar, aumentó el año pasado un 80%, hasta los 1 800 millones de euros, según datos oficiales.

La relación entre Moscú y Teherán se ha consolidado en los últimos meses en Astaná, la capital de Kazajistán. Las dos potencias y Turquía llevan ahora la mano en las negociaciones de paz en Siria, eclipsando a Estados Unidos y a la ONU.
Los dos aliados declarados de Bachar al Asad se muestran abiertamente en Alepo, en manos del ejército sirio gracias a su apoyo militar. Las bombas rusas han sido determinantes en la conquista de la ciudad y la presencia iraní es más que visible. Los carteles en plena calle con los retratos de al Asad, Putin, Jameini y Nasrallah, líder del Hezbolah libanés, redefinen por sí mismos la geopolítica local.

Teherán se posicionó rápidamente cediendo a Moscú el uso de una de sus bases militares para lanzar sus bombarderos en siria. Irán y Rusia que nunca han sido aliados tradicionales, han forjado una alianza en torno a los intereses comunes; algunos evocan el eje chií Teherán, Bagdad, Damasco, Beirut al que aspira la república islámica y que Moscú apoya contra el eje suní, principal suministrador de yihadistas según Putin: los países del Golfo Pérsico, Turquía y Jordania apoyado por Washington. El de Irán y Rusia es el lenguaje de la real politik.

Más que suficiente para alimentar los temores de Israel. Poco antes de la visita programada del presidente Rohani a Moscú, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se desplazó a Moscú para advertir a Putin de la pretensiones iraníes en la región, y sobre todo de la posibilidad de que Teherán intente construir estructuras militares permanentes en Siria. Unos días antes, Irán probaba sin esconderse los misiles S-300 que Rusia le entregó por fin el año pasado, diez años después de la firma del contrato. Israel había intentado bloquear el pedido por temor a que terminase en manos de Hezbolá.

Pero por mucho que disguste a Tel Aviv, además de estratégicos y coyunturales, Moscú y Teherán tienen intereses económicos comunes. Rivales en el mercado energético, a ninguno de los dos les interesa que baje el precio del petróleo. En el programa de ambos países también hay previstos Intercambio de tecnología y venta de armas.

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