Recep Tayyip Erdogan agota los últimos suspiros de la campaña del referéndum sobre la reforma constitucional con ataques a la Unión Europea, a los gulenistas y a toda forma de…
Recep Tayyip Erdogan agota los últimos suspiros de la campaña del referéndum sobre la reforma constitucional con ataques a la Unión Europea, a los gulenistas y a toda forma de oposición. El presidente turco somete este domingo al veredicto de las urnas un ambicioso proyecto que reforzará sus poderes en detrimento del Gobierno y el Parlamento.
- “Han perdido toda credibilidad y reputación”, decía en referencia a Bruselas. “No defendemos la democracia, ni los derechos humanos ni las libertades porque ellos quieran que lo hagamos, sino porque nuestros ciudadanos lo merecen… y cuanto más nos acercamos a la democracia, más se alejan ellos de ella”.
Los partidarios del “no” a la reforma constitucional que persigue Erdogan han preferido no hacer campaña este sábado para evitar caldear los ánimos. La tensión, dicen, es una fuente de votos para Erdogan, que no ha dudado en agitar el sentimiento nacionalista de la diáspora turca en Europa estas últimas semanas.
- “Tengo dos hijos”, decía una partidaria del “NO” que formaba parte de una cadena humana en Estambul. “Estoy aquí por ellos y por Turquía. Para que mis hijos sigan teniendo libertad de pensamiento. Para que los periodistas y profesores no sean encarcelados”.
La sociedad turca está dividida. Los logros económicos alcanzados desde que Erdogan llegó al poder en el año 2002 contrastan con el retroceso que se ha producido en el respeto de los derechos humanos. Si gana el sí en el referéndum, Erdogan ha afirmado que restaurará la pena de muerte.