La inflación en el Reino Unido se sitúa en su mayor nivel desde desde septiembre de 2013. Concretamente en abril alcanzó el 2,7 por ciento, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). Es, además, una décima más de lo que preveían los analistas. La devaluación de la libra esterlina como consecuencia del voto a favor del ‘brexit’ empieza ahora a afectar directamente a los consumidores.
“Vivimos con este largo temor de la presión sobre los ingresos salariales encima de nosotros”, explica desde Londres el analista bursátil Nick Parsons, jefe global de FX Strategy. “La verdad, no compartimos este optimismo del Banco de Inglaterra. Simplemente, no vemos este repunte en los salarios. Y si la inflación acaba siendo un poco más alta de lo pronosticado, entonces esta presión sobre los ingresos realmente impactará en el humor de los consumidores en el Reino Unido”.
De hecho, el Banco de Inglaterra ya ha anunciado que de aquí a finales de año los precios al consumo en el país tocarán el tres por ciento. Cuando su objetivo es que no pase del dos. Por otro lado, la inflación subyacente sin los productos más volátiles ya está en el 2,4. Y los precios de la producción, como indicativo de futuro, llegaron en abril al 3,4.