PUBLICIDADEE.UU. y Catar firman un millonario acuerdo para la venta de aviones de combate F-15 valorados en cerca de 11.000 millones de euros.
Una cooperación militar de por sí muy amplia, pues EE.UU dispone de una gran base militar en el desierto de Catar, desde donde dirige las operaciones contra el grupo Estado Islámico, en sus ofensivas en Siria e Irak.
Paralelamente, al anuncio del Pentágono el miércoles, llegaban dos navíos estadounidenses al sur de Doha, para participar en maniobras conjuntas con la marina de Catar.
El presidente Trump, en su desplazamiento a finales de mayo en Arabia Saudí, pidió a los países árabes y musulmanes que la lucha contra el extremismo islámico fuera la prioridad.
El anuncio de este contrato millonario tiene lugar 10 días después del inicio de la crisis diplomática que enfrenta a Catar con Arabia Saudí y sus aliados que acusan a Doha de “apoyar a organizaciones extremistas”.
Desde que estalló la crisis diplomática en el Golfo, Washington ha puesto una de cal y otra de arena en las relaciones con Catar. Por un lado da la impresión de tomar partido por el aislamiento del país, al que acusa de “financiar el terrorismo de alto nivel”, y por otro aboga por el diálogo y pide que se calmen las tensiones.
Un juego de la diplomacia que sigue en busca de una solución a las tensiones entre los adversarios de Doha, que han decidido cerrar sus frinterar aéreas, marítimas y terrestres con Catar. Por su lado, Doha ha denunciado un “bloqueo” con consecuencias “inaceptables” para la población.
El pequeño y riquísimo emirato, al que se le reprochan estrechos lazos con los Hermanos musulmanes, ha defendido la independencia de su política extranjera.
Además de EE.UU, Turquía, Kuwait y Francia han mostrado también sus esfuerzos por solucionar esta crisis diplomática.