PUBLICIDADUna multitudinaria manifestación ha recorrido el centro de Buenos Aires para denunciar el despido de los 600 empleados de una planta de la multinacional estadounidense PepsiCo. La fábrica fue cerrada sin previo aviso el 26 de junio. Los 600 empleados se enteraron por un cartel de que quedaban liberados de prestar sus servicios.
“Después de ganar misiones y misiones durante años, de explotar a los trabajadores, de que muchos han dejado su vida ahí, enfermos. Y sacaba ganancia. No tiene ningún derecho a echar trabajadores”, dice el sindicalista Gustavo Lerer.
“Es una marcha contra el ajuste del Gobierno y fundamentalmente por la represión que ejerció con los trabajadores de Pepsico”, afirma otro participante.
Tras el cierre, un grupo de empleados ocupó la planta, hasta que la semana pasada, efectivos de la gendarmería y la policía los desalojaron de forma violenta. Este cierre se inscribe en una Argentina agitada. La oposición al presidente Macri denuncia un ajuste económico de consecuencias dolorosas, mientras el Gobierno agita los primeros resultados de su gestión.