Esa-Pekka Salonen ha dividido su tiempo entre la dirección y la composición, dos mundos muy diferentes.
Esa-Pekka Salonen ha dividido su tiempo entre la dirección y la composición, dos mundos muy diferentes. Su última obra maestra que se estrenó este año en Chicago, fue compuesta para su amigo y violonchelista sin igual Yo-Yo Ma.
“Todos mis conciertos están escritos para amigos. Pensar en la personalidad del solista es muy inspirador y divertido. Hace que me sienta menos solo cuando trabajo. Eso es componer: te sientas en una habitación, no ves a nadie, no hablas con nadie, así que la idea de comunicarme mentalmente con un amigo es muy terapéutica”, dice Esa-Pekka Salonen.
El compositor y director finlandés añade: “Componer, por supuesto, es un trabajo minucioso. Es como comparar una maratón y los 100 metros. Es un trabajo solitario y a veces increíblemente frustrante porque en ocasiones los días pasan y sientes que no has logrado nada. Y entonces, están las pausas necesarias, ese tipo de momentos de fermentación en los que sabes que no deberías sentarte y escribir algo porque tienes que procesarlo. Tienes que dejar que se asienten las cosas. Y por supuesto, dirigir una orquesta es intensamente social. Me comunico con 100 personas y trato de meterme en sus mentes y lograr una expresión unificada. Luego, cuando me voy a mi estudio a componer, la diferencia entre esa experiencia colectiva tan intensamente social y esa soledad es tremenda. A veces me resulta difícil lidiar con eso. Recuerdo cuando mi hijo tenía 6 años o así, él estaba tumbado en el sofá sin hacer nada y yo le dije: ‘bueno, ¿qué haces?’ Y me dijo: “Estoy componiendo.”
Esa-Pekka Salonen dirigirá su última composición por primera vez en el Festival de Helsinki que termina el 3 de septiembre.
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