PUBLICIDADDesesperación, ira, consternación. Los familiares de ‘los 44’ del ARA San Juan han recibido la confirmación de la explosión en el submarino y la más que probable muerte de sus ocupantes con un cóctel de emociones. Para unos se trata de digerir lo que ya sospechaban, para otros, la constatación de un fracaso de la Armada y del Estado argentinos.
“No nos quedó santo por rezar, no nos quedó a nadie por pedir (…) Pero bueno, no volvieron y no van a volver nunca más, y no sé si van a volver sus cuerpos, que es lo que más me duele porque no le voy a poder llevar una flor”, decía rodeada de periodistas Jésica Gopar, esposa de Fernando Satilli, uno de los miembros de la tripulación.
“Era su dedicación y lo transmitía a su familia y a sus amigos. Incluso nos ha traido a sus amigos a reconocer el submarino por dentro y todos nosotros hemos sido testigos de cuanto amaba ese submarino, cuanto lo quería y cuanto le estaba costando dejarlo porque este era su último viaje”, cuenta un amigo de Sergio Celaya, otro de los tripulantes. “Yo creo que hoy vinimos a un velorio. Esa es la realidad. Lo que más me molesta es que no se les diga la verdad a los familiares, que hay gente que sigue con esperanzas”, dice una amiga de Selim Saleres.
Algunos se sienten engañados por la Armada, a la que acusan de no haberles transmitido antes una información que, en su opinión, ya conocían. Otros cargan contra las autoridades del país por permitir que siguiera navegando un submarino de 1985. La Armada dice que informó en cuanto tuvo confirmación de la explosión en el San Juan, cuyo casco podría estar hasta a 3000 metros de profundidad.
“Las profundidades en la zona varían entre el límite oeste de la zona, 200 metros, y en el límite este, 1000, 2000 y hasta 3000 metros”, explicó el capitán Enrique Balbi, portavoz de la Armada argentina.
Según la prensa argentina, la probable implosión del submarino se debió a un cortocircuito en el bloque de 960 baterías que generaban la energía a bordo. Eso explicaría por qué no pusieron en marcha ninguno de los protocolos de emergencia. Ahora la catástrofe del ARA San Juan amenaza con desatar una crisis política en el país.