El Papa visita Chile con la difícil misión de reconquistar una sociedad, que, independientemente de los grandes escándalos de pederastia clerical, se confiesa cada vez más atea.
PUBLICIDADEl Papa Francisco busca en Chile la difícil reconciación entre la Iglesia católica y los chilenos. Tras pedir perdón y avergonzarse oficialmente por las decenas de abusos sexuales de sacerdotes contra jóvenes, este miércoles oficiaba una misa ante 200.000 personas -la mitad de lo esperado- en la ciudad de Temuca . Lo hacía en el aeropuerto de Maquehue, un antiguo centro de detención y tortura durante la dictadura de Pinochet.
"Lo hacemos en el aeropuerto de Maquehue, donde se produjeron graves violaciones de los derechos humanos".
A diferencia de su Argentina natal, el clero chileno no apoyó en ningún momento al régimen militar. Sin embargo, la distancia entre la sociedad y la iglesia es cada vez mayor. Un 44% de la población se declara atea. Un alejamiento que algunos especialistas consideran similar al de sociedades europeas como la española.
En esta zona de la Araucanía, de mayoría evangelista, Jorge Bergoglio también ha mostrado su empatía con la problemática mapuche en su reivindicación de las tierras de sus antepasados almorzando con ocho de ellos; aunque en muchas ocasiones hayan protestado precisamente quemando iglesias o helicópteros, como esta pasada noche.
Un conflicto, el mapuche, que se extiende a Argentina, muy dolida además porque su ciudadano más ilustre sobrevuele el país sin haberlo pisarlo en ninguno de sus seis viajes por Hispanoamérica.
De hecho este jueves Francisco emprende rumbo a Perú, último destino de este periplo.