La primera ministra británica ha anunciado además que suspende las relaciones alto nivel y boicotearán a nivel diplomático la Copa del Mundo que se disputa en Rusia este verano.
PUBLICIDADBatería de medidas de represalia del Reino Unido contra Rusia tras expirar el ultimátum dado al Kremlin para que aclare cómo es posible que el gas nervioso ruso Novichok se utilizara hace diez días en suelo británico en el atentado contra el exespía ruso Serguei Skripal y su hija.
Ante la cámara de los comunes, la primera ministra británica, Theresa May, ha afirmado que se procederá a expulsar a 23 diplomáticos rusos del suelo británico, la mayor expulsión en 30 años, que se interrumpen todos los contactos de alto nivel entre Rusia y el Reino Unido, que ningún representante del Gobierno o de la monarquía británicos asistirá al mundial de fútbol de Rusia del próximo verano.
"El Estado ruso fue culpable del intento de intento de asesinato de Skripal y su hija, y de amenazar la vida de otros ciudadanos británicos en Salisbury, incluido el detective Nick Bailey. Esto representa un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido... Suspenderemos todos los contactos bilaterales de alto nivel planificados entre el Reino Unido y la Federación de Rusia, incluyendo revocar la invitación de visitar el Reino Unido hecha al Ministro de Exteriores Lavrov. Ningún ministro, ni ningún miembro de la familia real, asistirá a la Copa del Mundo de fútbol del próximo verano en Rusia", ha dicho la primera ministra.
May, que ha dicho que hay otras medidas de represalia que no puede hacer públicas, ha afirmado que cuenta con el respaldo de Estados Unidos y de los países de la Unión Europea, y que se celebrará una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para estudiar lo ocurrido.
Hasta el momento, Rusia ha negado con vehemencia su participación en el ataque y no ha dado la información solicitada sobre la fabricación del agente nervioso Novichok. El ataque contra Skripal, que estaba refugiado en suelo británico, ha desatado la peor crisis diplomática entre Londres y Moscú de los últimos años y tiene como telón de fondo la inminente celebración de elecciones presidenciales en Rusia.