Unos 3.000 voluntarios participan en la reforestación de la pineda real de Leiria.
Volver a dar vida a uno de los bosques más antiguos de Portugal. Ese el objetivo de la operación de reforestación, lanzada por los poderes públicos, en la pineda real de Leiria, en el centro del país, devastada tras los mortíferos incendios del año pasado. Unos 3.000 voluntarios han plantado 67.500 pinos marítimos, en una superficie de 30 hectáreas. Para que vuelva a ser lo que era, harán falta 22 millones de árboles.
"Somos de la región. Muchos frecuentábamos este bosque. Todos tenemos buenos recuerdos, hemos hecho reuniones de familia, pícnics... El fuego cambió las cosas. Y hemos respondido a la llamada del bosque", cuenta Alexandra Serodio, organizadora de la iniciativa de reforestación.
"Pensé que era importante venir, después de lo que le pasó a nuestra pineda de Leiria. Si todo el mundo ayuda es más fácil y podemos remediar lo sucedido", dice Daniel Gaspar, un voluntario.
Junto a los 3.000 voluntarios han trabajado militares, policías, bomberos y miembros de protección civil. Según sus organizadores, la iniciativa ha logrado "unir a los portugueses" por un bien común.
La pineda real tiene 800 años. De allí salió la mayor parte de la madera para construir las carabelas de los exploradores portugueses, entre los siglos XV y XVII.