Los votantes han apostado por el continuismo del joven candidato oficialista frente al discurso tradicionalista y religioso del predicador evangélico Fabricio Alvarado.
PUBLICIDADLos costarricenses se han confesado en las urnas y, después de una campaña centrada en cuestiones éticas y religiosas, han elegido la continuidad y el discurso aperturista encarnado por el joven Carlos Alvarado. El candidato oficialista, del partido de centro izquierda Acción Ciudadana, se ha impuesto en la segunda vuelta de las presidenciales con más del 60 % de los votos frente al 39 % del predicador evangélico, Fabricio Alvarado.
El presidente electo fue ministro de Trabajo y también de Desarrollo Humano. Tiene 38 años y, además de político, es periodista, rockero y escritor. Sus primeras palabras tras la victoria han sido para lanzar un mensaje de unidad y prometer que gobernará para todos, sin discriminación.
"Mi deber será unir a esta República, unirla para sacarla adelante y que sea una república líder en el siglo XXI", afirmó ante cientos de simpatizantes en la plaza Roosevelt de San José.
La victoria de Carlos Alvarado supone la derrota del otro Alvarado, Fabricio, un predicador evangélico que provocó un auténtico seísmo en Costa Rica al imponerse en primera vuelta con un discurso religioso, centrado en la defensa de los valores cristianos y la familia tradicional, el rechazo de los derechos de las parejas homosexuales y de la fecundación in vitro.
Ambos candidatos representaban visiones antagónicas de los derechos humanos, ya que Carlos Alvarado está a favor tanto de la fecundación in vitro como de favorecer los derechos familiares de la población sexualmente diversa.
A pesar de su cómoda victoria en las elecciones, el presidente electo estará obligado a negociar con diversos partidos, ya que en la Asamblea Legislativa su formación solo tendrá 10 de los 57 diputados.