En la calle se celebra la decisión del primer ministro y expresidente del país, Serge Sargsiá, tras las mutitudinarias protestas de los últimos días de la llamada "revolución de terciopelo" liderada por la oposición.
PUBLICIDADLos armenios recuerdan en este monumento, la Fortaleza de las Golondrinas, la masacre de 1915 en el Imperio Otomano que acabó con la vida de un millón y medio de armenios. En la calle se celebra la decisión del primer ministro y expresidente de Armenia, Serge Sargsián tras las mutitudinarias protestas de los últimos días de la llamada "revolución de terciopelo" liderada por la oposición, que le acusaba de haber reformado el sistema político para perpetuarse en el poder.
"Hicimos algo que no se podía hacer en 20 años. Lo primero que necesitamos es que cambien a todos los miembros del Gobierno porque como sabe tenemos una gran corrupción en Armenia. Tiene que cambiar", dice este músico.
"Finalmente nos hemos deshecho de, como decirlo, los dictadores", asegura esta mujer.
Sargsián fue primer ministro de 2007 a 2008, cuando se convirtió en presidente del país, Hace unas semanas renució para proponerse como primer ministro.
"Me alegra que haya tomado la decisión correcta y haya dado la autoridad a la gente", destaca este economista.
"Ahora vendrán políticos nuevos pero nosotros seremos los que decidamos nuestro futuro", responde este desempleado.
La situación se agrabó después de que el Ejército se uniese a las protestas en Ereván. Este año entró en vigor la reforma constitucional por la que Armenia dejó de ser una república presidencial para convertirse en una parlamentaria, en la que el poder político está en manos del primer ministro.