La última oleada de violencia en Afganistán costó la vida a 40 personas, entre ellos 11 niños y 9 periodistas. Reporteros Sin Fronteras denuncia los peores ataques desde la caída de los talibanes.
Adiós a las víctimas del doble atentado suicida del pasado míercoles en Kabul. La última oleada de violencia en Afganistán costó la vida a 40 personas, entre ellos 11 niños y 9 periodistas. Los reporteros estaban cubriendo un primer ataque, cuando un suicida haciéndose pasar por fotógrafo se hizo explotar. Los nueve informadores eran afganos, aunque Shah Marai trabajaba para la agencia francesa AFP.
En otro ataque contra los periodistas, Ahmad Shah, de la BBC, murió tras ser tiroteado en la provincia de Jost, en el este del país. La rama local de Dáesh se atribuyó los atentados, los más sangriento desde la caída del régimen talibán en 2001 según Reporteros Sin Fronteras.
En los hospitales, colapsados, cientos de personas esperaban angustiadas la lista de víctimas. Nuestro corresponsal, Massoud Imani Kalesar, estuvo allí. "Mi primo Salim, le cuenta un joven, trabajaba para la televisión Mash’al y ha muerto".
Ese mismo día, horas después, otro suicida se lanzó contra un convoy de la OTAN cerca del aeropuerto de Kandahar y mató a 11 niños que estaban en una escuela cercana. Dieciséis años después de que la intervención militar estadounidense derribara al régimen talibán, la violencia sigue azotando Afganistán