El Gobierno alemán de Angela Merkel hace agua por la política migratoria. El ministro del Interior, Horst Seehofer, volvió a poner el domingo sobre la mesa su dimisión. En Berlín, se aceleran las negociaciones para tratar de salvar in extremis la frágil coalición de gobierno.
PUBLICIDADTiemblan los cimientos del Gobierno alemán por culpa del ministro del Interior Horst Seehofer, que el domingo llegó a anunciar su dimisión antes de dejarla temporalmente en suspenso, por su oposición a la política migratoria de Merkel.
Durante toda la tarde del domingo y hasta la una de la madrugada, Seehofer estuvo reunido con la cúpula de su partido, la conservadora CSU Bávara, que sostiene la frágil coalición de gobierno. El ministro se ha dado tres días para decidir si dimite o no.
Entretanto, la canciller, que se enfrenta a una de las peores crisis en sus 12 años al frente de Alemania, ha convocado este lunes a la dirección de la CDU en Berlín. Según algunos medios, Seehofer también se plantea viajar a la capital con varios miembros de la CSU para tratar de lograr in extremis un compromiso con la canciller y salvar el Gobierno.
El nudo gordiano de la crisis es la cuestión del tratamiento de los demandantes de asilo que llegan a Alemania después de haber registrado su entrada en otro país de la Unión Europea. El ministro del Interior, Horst Seehofer, que amenazó hace varias semanas con cerrarles sin más las fronteras, considera insuficiente el acuerdo que Merkel arrancó a sus socios comunitarios en la última cumbre europea.
En toda esta disputa subyace también el miedo de los conservadores bávaros ante la pujanza en su territorio de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).