"Europa mata". Activistas han contestado con este escrito a la decisión del Gobierno de Malta de confiscar la embarcación Lifeline, impidiéndole llevar a cabo misiones de rescate de inmigrantes que intentan cruzar el Mediterráneo.
El capitán del navío, Claus-Peter Reisch, fue acusado la semana pasada por los tribunales malteses de carecer de un registro y licencia adecuados. Reisch fue puesto en libertad bajo fianza, tras una serie de manifestaciones a su favor en las afueras del juzgado.
Otra protesta similar tuvo lugar en el juzgado el sábado pasado. “Este evento ha puesto presión en los estados de Europa para tomar responsabilidad de las personas necesitadas para darles cobijo, los cuales necesitan protección”, contó la activista Carola Rackete a “The Malta Times”.
Además, los activistas colocaron chaquetas salvavidas en el suelo formando el numeró 628 que corresponde al número de inmigrantes muertos intentando cruzar el mar Mediterráneo en junio. Los manifestantes consideran que la culpa es de la política que se opone a las ONG. Posteriormente, el ex primer ministro de Malta, Lawrence Gonzi, declaró que ninguna acción gubernamental debería poner en peligro vidas humanas.
