Mosul, año I tras la caída del Daesh

En colaboración con The European Commission
Mosul, año I tras la caída del Daesh
Por Euronews
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Los habitantes del enclave iraquí tratan de recuperar sus vidas después de tres años bajo el control del grupo Estado Islámico

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El diez de julio de 2017 el Gobierno iraquí declaró Mosul "liberada" tras nueve meses de batalla con el respaldo de la coalición liderada por Estados Unidos y las fuerzas kurdas. El Daesh había controlado la ciudad durante tres años. La cifra de muertos no se conoce todavía con exactitud pero se calcula que está entre 9.000 y 11.000 personas. Fuentes locales, no obstante, sostienen que esta cifra es mayor. Hay casi dos millones de personas desplazadas en el interior de Irak. Cerca de otros cuatro millones de ciudadanos han regresado ya a sus hogares.

Parece que la guerra acaba de terminar en Mosul. Un año después de la caída del grupo Estado Islámico, los escombros siguen escondiendo cuerpos y artefactos sin estallar. Hay 8 millones de toneladas de explosivos enterrados, según Naciones Unidas. Tan solo un máximo de treinta kilómetros cuadrados de toda la zona están completamente asegurados. A pesar de todo, más de ochocientos mil residentes han regresado. Otros, como Adil Abdul, nunca se han ido. El conflicto le dejó secuelas tanto físicas como psíquicas: "Estaba a punto de abrir la puerta con mis hijos cuando hubo una explosión. Perdí el conocimiento. Mi hija murió en el hospital y mi hijo en el trayecto hacia allí".

Las víctimas eran un niño de tres años y una niña de once. Otra hija, Nada, sobrevivió, pero perdió la pierna, al igual que su padre, que trabajaba como taxista. Ahora su vehículo yace destruido en el patio y su capacidad para ganarse la vida de nuevo depende de que pueda volver a valerse por si mismo.

Adil y Nada están entre los más de 7.000 pacientes que, desde 2014, han recibido sesiones de rehabilitación de Handicap International. La ONG, financiada por el Departamento de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, les preparó para recibir una prótesis. Debido a una mala reacción al implante ambos requieren sesiones extraordinarias de rehabilitación.

"Tenemos varios tipos de daños: fracturas, amputaciones, quemaduras, algunas lesiones en la médula espinal por bombardeos... Y hay dos tipos de seguimiento del paciente: antes y después de colocar la prótesis. Después hacemos tres seguimientos para asegurarnos de que ha habido una buena adaptación a la prótesis", explica Khalid Abdul, fisioterapeuta de Handicap International.

Los desafíos tras la guerra

Con el final de los combates en Mosul y otras zonas anteriormente controladas por el grupo Estado islámico, Iraq ha entrado en otra fase de la crisis humanitaria. Los grandes retos a los que se enfrenta la Unión Europea como uno de los principales donantes están relacionados principalmente con la protección y la rehabilitación, como detalla Luigi Pandolfi, trabajador comunitario en la zona: "El nivel de destrucción que todavía se ve en el lado oeste de la ciudad muestra claramente el coste humano de los combates. Durante la batalla de Mosul, 14.000 civiles resultaron heridos, de los cuales el 32% eran niños menores de cinco años. A pesar de que ha transcurrido un año desde el fin de las hostilidades, se estima que 4.000 personas necesitan rehabilitación".

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En una ciudad donde el sistema sanitario está aun en ruinas, Handicap International y la ONG italiana Emergency colaboran estrechamente para que las víctimas de la guerra sean autosuficientes. Adil Kadhil recuerda que se topó con miembros del grupo Estado Islámico cuando trataba de escapar: "Me capturaron, y pensé que si decía que quería huir me matarían, así que les dije que estaba allí para llevar trigo y así alimentar a mi familia. Diez días después, me cortaron la mano". Los extremistas anunciaron por megafonía que habían cogido a tres ladrones y utilizaron "un cuchillo de carnicero".

A Adil le están haciendo una última revisión médica en su casa en el oeste de Mosul antes de ser trasladado al centro de Prótesis de Emergency en Sulaymaniyah. El fisioterapeuta comprueba que no hay hinchazón y que el brazo tiene un buen grado de movilidad. Tras el visto bueno, Euronews acompaña a Adil en su viaje al este de Irak.

Un país minado

Inmediatamente después de salir de Mosul, durante el viaje de seis horas a Suleymaniyah, hay que cruzar extensas zonas muy afectadas por el conflicto. Las trincheras construidas por el Daesh y los explosivos a lo largo del camino son fácilmente visibles. También los campos de artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés) identificados y desactivados por Norwegian People's Aid. La ONG, financiada por la Unión Europea, están preguntando a la población sobre 'zonas sospechosas' y 'zonas peligrosas confirmadas'. Cerca de 12.000 metros cuadrados han sido despejados alrededor del pueblo de Badana.

Según la ONG, la cantidad de la denominada 'contaminación' es aun desconocida y se puede tardar décadas en la desactivación de los explosivos. Hay placas de presión a las que les basta el peso de un niño para la detonación, un mecanismo que ya ha matado o dejado heridas a doscientas personas. El Daesh fue profesionalizando la producción de artefactos explosivos improvisados.

"El Estado Islámico ha desarrollado varios tipos de IED, los que tenemos en el área de Mosul son más complejos porque tienen por ejemplo características anticorte, donde en caso de un corte, se activa el dispositivo. También utilizaron lo que se conoce como 'alambre aplastado', que es un cable muy delgado y muy difícil de ver que tiene pequeños contactos con el mecanismo. Cuando se presiona, también se activa el explosivo", explica Christian Ramsden, de Norwegian People's Aid.

La esperanza de las prótesis

Emergency abrió un centro de rehabilitación de prótesis en Sulaymanyiah en 1998. La ONG italiana eligió esta zona con gran cantidad de minas como representación del legado de la Guerra del Golfo de 1991 y de la invasión de Irak en 2003. Hoy llegan pacientes de todo el país, pero también de Irán y Siria. Actualmente son alrededor de 5.500.

Los técnicos toman las medidas de los pacientes y hacen diferentes moldes con yeso gracias a los que se configura la prótesis final. Los diferentes componentes se eligen en función de las necesidades del paciente. Más del 60% de las víctimas vino aquí con una amputación por debajo de la rodilla. Sólo el 3%, como Adil, con una amputación de un miembro superior. En su caso, es posible utilizar prótesis que permite que la mano se abra o se cierre uniéndola con un cable al hombro.

Por lo general, es el paciente quien decide si usar una mano mecánica o cosmética. Tras la elección, los componentes se montan en el taller. Cada técnico produce un promedio de tres prótesis por semana dependiendo de la complejidad. Adil recibió su nueva mano en sólo cinco horas. Al igual que en Mosul, su ciudad natal, el camino hacia la recuperación acaba de comenzar.

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