Las autoridades no logran afrontar la devastación del seísmo y la frustración es generalizada entre la población
PUBLICIDADTres días después del terremoto, Indonesia desconoce aun la magnitud de la tragedia. Por ahora son 844 los muertos, entre los que están 34 niños que participaban en un campamento, aunque se da por seguro que esa cifra va a aumentar. Y los cuerpos han comenzado a ser enterrados en fosas provisionales.
En total son cuatro las zonas que más preocupan en la isla de Salawesi, todas próximas al epicentro del seísmo, de 7,5 grados en la escala Richter, y que reúnen a una población de cerca de 1.400.000 personas. El tsunami desencadenado por el temblor provocó mayores dificultades. Salvo 23, todos los fallecidos pertenecen a la ciudad de Palu. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, los suministros de alimentos y medicinas no son suficientes y la decepción comienza a ser generalizada.
"Creo que la frustración está empezando a acumularse. Ayer vimos al presidente Joko Wodoti recorrer la zona, prometiendo que la policía y el ejército concentraría sus esfuerzos las 24 horas del día. Está claro que la gente de Palu siente que eso no es suficiente, sobre todo cuando los días y las horas pasan y no reciben la ayuda que necesitan, explica desde Indonesia el periodista Tony Cheng.
El organismo encargado de afrontar el desastre ya ha advertido de que son necesarios más refuerzos. En Palu los camiones con agua, comida y combustible aguardan una escolta policial para evitar robos. El Gobierno ya ha invertido 32 millones de euros para tratar de paliar los daños.