Llanto de familias rotas en la frontera entre Ucrania y Rusia. La decisión de Kiev de prohibir la entrada a todos los varones rusos de entre dieciséis y sesenta años ha separado a decenas de familias que vivían a caballo entre uno y otro país.
PUBLICIDADLlanto de familias rotas en la frontera entre Ucrania y Rusia. La decisión de Kiev de prohibir la entrada a todos los varones rusos de entre 16 y 60 años ha separado a decenas de familias que vivían a caballo entre uno y otro país. Tras esta dramática situación se encuentra el miedo del Gobierno ucraniano a que Rusia esté preparando una invasión del territorio.
Kiev cree que el reciente ataque y apresamiento de tres barcos ucranianos por parte de la armada rusa sería una suerte de prueba por parte del Kremlin para saber hasta dónde le deja llegar esta vez la comunidad internacional, que hace cuatro años no intervino cuando se anexionó la península ucraniana de Crimea. Al impedir la entrada de varones rusos en edad de combatir, se trata de evitar que se formen milicias prorrusas, como ya pasó en las regiones separatistas de Donetsk y Lungansk.
El hijo de una profesora rusa jubilada llamada Olga Oprisko es uno de los marineros detenidos por la Armada rusa:
"Mi hijo Andréi pidió que alguien me encontrara y me dijera que está bien... que no me preocupe".
La medida impuesta por Kiev supone una herida más de las muchas abiertas en las relaciones entre estos dos países hermanos desde que Ucrania decidió distanciarse de Rusia y acercarse a Occidente hace más de una década.